VITA DELLA CONGREGAZIONE
Francisco Javier Bravo Díez, scj
Queridos hermanos, quisiera compartir con todos vosotros lo que está ocurriendo en Ecuador en estos últimos días. Como ya sabéis, nuevamente somos noticias por la situación de crisis social que estamos viviendo. El país se encuentra convulsionado por las protestas y la presencia de las diversas confederaciones indígenas en Quito para exigir las reformas sociales y políticas que hagan salir a nuestro pueblo de la noche oscura que desde hace tiempo le embarga.
A modo de resumen os cuento lo sucedido en lo que llevamos de año. Después de Navidad se produjo un alza de precios insostenible para las tan debilitadas economías de nuestra gente. Las protestas se hicieron sentir de un modo especial con el tema del transporte que llevó a manifestaciones, enfrentamientos con la policía y represión por parte de la misma hacia los estudiantes. Mientras tanto las asociaciones indígenas se fueron organizando para iniciar una nueva marcha hacia la capital para pedir unas reformas sociales que atiendan a las necesidades del pueblo.
A finales de enero fueron llegando a Quito muchos indígenas. Unos venían caminando, algunas mamás con los niños en brazos. Todos dispuestos a paralizar el país si no se respondía a las justas reivindicaciones que reclaman desde hace tiempo. El problema llegó a la hora de instalarse en la capital. Normalmente suelen concentrarse en el parque de el Arbolillo, pero en esta ocasión estaba tomando por la policía y los perros y no dejaron pasar a nadie. Ello llevó a que los indígenas se instalaran en la Universidad Politécnica Salesiana. Mientras tanto en diversas partes del país los campesinos han cortado carreteras para obligar al gobierno a negociar. La última semana de enero la hemos vivido con una sociedad semiparalizada. Los colegios no han funcionado y casi todos los días ha habido detenidos y heridos en las distintas confrontaciones.
Las actitudes y forma de actuar del gobierno han dejado mucho que desear. Además de la represión que se ha suscitado, detención de algunos líderes indígenas. No se le ha ocurrido otra cosa que cortar el suministro de agua y no dejar pasar alimentos a la universidad. A algunas hermanitas que llevaban alimentos se los confiscaron de una forma totalmente arbitraria. Después de que intervino la Cruz Roja y que quedó claro cuales son las bases del derecho Internacional, el gobierno retiró estas medidas represivas, pero implantó el estado de emergencia y avisó que entraría a la salesiana para dispersar a los indígenas. En este momento mucho de los derechos civiles ha quedado suspendidos.
La mañana del domingo 4 de febrero la ciudad de Quito estaba tranquila. Desde Justicia y Paz de CER (Confederación Ecuatoriana de Religiosos), hemos organizado una Eucaristía por la reconciliación nacional y el diálogo, mientras se producía un nuevo intento de diálogo entre gobierno y grupos indígenas. Mientras tanto en nuestra Vicaría del Sur de Quito se organizaba una Vigilia Permanente de oración acompañando a los grupos indígenas que se han concentrado en nuestros barrios.
No es difícil imaginar como hemos llegado a esta situación. El deterioro económico que ha sufrido Ecuador le ha llevado a perder la moneda nacional, el sucre, y a dolarizar todo el país. La corrupción institucionalizada, las medidas económicas tomadas, la pérdida de casi todos los derechos sociales (sanidad, educación, falta de atención al campesinado, etc.), han llevado a más de un millón de ecuatorianos a emigrar, cifra esta considerable para un país tan pequeño como el nuestro. Ha faltado una política que dejara al lado la exclusión y el favoritismo. Los años que llevamos de crisis no se convertirán en una oportunidad para nuestro pueblo sino hay un cambio de óptica que de oportunidades de vida por igual a todos.
En este momento vivimos en la incertidumbre. Los indígenas han iniciado una huelga de hambre y cada día que pase se sumarán cincuenta personas en la protesta. Los religiosos de Ecuador en el comunicado que ha hecho público CER, se decantan a favor de la atención de los derechos de los pueblos indígenas y piden al gobierno una clara voluntad de negociación que ponga fin a la discriminación secular que durante siglos, y aún hoy, siguen viviendo los más empobrecidos de nuestro país. La situación hoy lunes se ha radicalizado, llegan noticias de que hay indígenas muertos en la confrontaciones que se están dando en las zonas rurales. Pedimos, a todos los hombres y mujeres de bien la solidaridad internacional que haga posible acabar con todas estas injusticias.