RECENSIONI

Jean Léon Dehon

La rénovation sociale chrétienne

nouvelle édition et présentation par A. Perroux scj

Un nuevo siglo, un nuevo milenio ven aparecer este libro publicado en 1900.

El P. Dehon recogía en él las nueve conferencias pronunciadas en Roma entre los años 1897-1900 y que, como señala acertadamente el P. Perroux en su presentación, son los años más fecundos de la acción social del P. Fundador.

El XXº Capítulo General, en el documento Noi Congregazione al servizio della missione, recoge y expresa las mociones presentadas en el ámbito capitular referentes al conocimiento y compromiso de la Congregación en la cuestión social. En lo que respeta a la nueva edición de esta obra señala: “Difundir la doctrina social de la Iglesia y valorizar los escritos del P. Dehon; para esto se encarga al Centro de Estudios de Roma el publicar una edición crítica de las obras sociales del P. Dehon y divulgarlas también fuera de la Congregación”(n. 18.3b. Progetto 1997- 2003).

Recogiendo las indicaciones señaladas, el Centro de estudios creyó oportuno el reeditar esta obra, especialmente haciéndola más accesible, a través de una revisión crítica del texto original de 1900, y especialmente en lo que la hace más valiosa, a través de una presentación de la situación social, política y de la Iglesia, en aquellos años de cambio por una parte conflictivo y acelerado y, por otra, de los grandes desafíos que la industrialización junto con el liberalismo y capitalismo planteaban al mundo del trabajo que respondía desde el socialismo y anarquismo y, de algún modo también desde las mismas orientaciones de cristianos convencidos y pastores iluminados por el Evangelio y apoyados por León XIII.

El P. Perroux, buen conocedor, yo diría hasta apasionado, como se trasluce leyendo ciertas páginas, del P. Fundador y de sus escritos, ha sido el que se ha preocupado de ofrecernos esta reedición y presentarla para que su lectura sea accesible, comprensible y sugerente, cien años después. Con él han colaborado los PP. A. Tessarolo, de todos conocido, y Stefano Tertünte, que está preparando su tesis doctoral sobre esta época. A ellos, también, nuestro agradecimiento.

Lo que realmente enriquece y valora la lectura, a veces sorprendente, de las Conferencias, es el estudio sobre la situación social en las últimas décadas del XIX, y especialmente en Francia (Introducción, 13-65), las presentaciones a modo de prólogo a cada una de ellas y las notas a las mismas que se ofrecen sobre personajes, movimientos sociales, etc..( 69-363), y una tercera parte, acaso la más interesante, para quienes se acercan a esta lectura, que lleva cómo título: “¿La Renovación Social Cristiana es un libro para hoy?”. En palabras llanas: ¿merece la pena dedicarle unas cuantas horas de estudio y lectura reposada, cuando aparentemente, después de cien años, todo ha cambiado? (365-427). Casi me atrevería a sugerir el comenzar por esta tercera parte.

Al final del libro el autor nos ofrece un anejo, para lectores apresurados, de las citas más extensas de las aparecidas en la introducción, que aclaran más el pensamiento del P. Dehon (429-39), concluyendo con el texto de una crónica sobre las Conferencias aparecido en el periódico La Chronique du Sud-Est, con el que colaboró fielmente el orador a lo largo de su vida, en la que se valora todo cuanto el P. Dehon dice y expone en las celebradas hasta el momento, firmado por E. Coste en 1897 (441-45).

Una lectura sencilla pero sutil de las Conferencias sorprende, y mucho, en modo particular al observar cómo detrás de cada una había un trabajo metódico, científico, de datos, estadísticas y estudios concretos sobre la realidad social, política, cultural, de la historia y, evidentemente, sobre la doctrina de la Iglesia y las orientaciones de León XIII en la Rerum Novarum: “El P. Dehon no ofrece una serie de cifras a priori sin verificar, procede científicamente entre cifras y estadísticas. Es un bisturí de acero. No se le escapa ningún mal de la sociedad... Los síntomas de la crisis y sus causas son inmensos y de orden diverso. No hay un remedio único, y el error de ciertas escuelas es no considerar más que aspectos incompletos” (443).

Más adelante se recoge la idea madre, el motor que empuja el compromiso social del P. Dehon: “En este empeño es preciso contar con la ayuda de Dios a quien cada día pedimos su Reino: Adveniat Regnum tuum. Pero como tantas veces se ha señalado, ‘este deseo no debe quedarse en algo platónico’, escribía el anteriormente citado E. Coste (444). En este sentido me permito sugerir la lectura complementaria de un pequeño libro del P. Perroux, en el que ya el título es expresivo del talante del P. Dehon: Léon Dehon, passionné du Christ, passionné du monde, aparecido en 1998 y, probablemente conocido por muchos de vosotros.

Releyendo, atentamente, la presentación de las Conferencias, la figura del P. Dehon emerge “como un excelente conocedor de los estudios sociales y su palabra, fuerte y eficaz, es bien acogida siempre que habla. Su competencia le hace ser un orador muy solicitado en los Congresos Católicos de Francia” (15), y a la vez como una persona equilibrada, serena, a la que se le encarga, en ocasiones, dirigir el examen de conciencia de los congresistas y apaciguar ánimos (377).

Va a ser en la presentación de las Conferencias donde el P. Perroux, en pocas páginas, encuadrará todo ese mundo de la sociedad que camina del XIX al XX, con sus ideologías, movimientos sociales, enfrentamientos y, especialmente, el malestar social del mundo obrero, oprimido por el liberalismo y capitalismo sin fronteras, un estado casi ausente en manos de la burguesía liberal, frente a un socialismo (marxismo científico frente a los socialismos utópicos) y a un anarquismo de soluciones radicales.

Junto a ellos, una Iglesia sin brújula en lo social, anquilosada por la herencia del Antiguo Régimen y miedosa ante la modernidad, que confundía hacer la caridad con la justicia (39-65,379).

Y sin olvidar que la realidad social de S. Quintín va a ser el despertador del P. Dehon, ampliando su llamada hasta llegar a los años más comprometidos y densos de 1897-1900 (28-38). Y que, también en Francia, existía una Iglesia viva, popular, devota, pero a falta de una verdadera cristianización (56), frente al laicismo reinante (57), a pesar de conversiones de gran resonancia y figuras de santidad nada comunes.

Como señalaba anteriormente, la tercera parte: ¿La Renovación Social Cristiana, es un libro para hoy? podría ser lectura previa a todo el conjunto de unos textos precisos, apasionados como son las Conferencias del P. Dehon, a través de los cuales se ve emerger la figura del sacerdote-religioso, que ha vivido la experiencia del amor del Corazón de Cristo, que trata de mover, conmover y lanzar a la acción a su variopinto auditorio romano (411-13), haciendo presente lo que, 71 años más tarde, Pablo VI decía en palabras precisas:”El combate por la justicia y la participación en la transformación del mundo se nos muestran como una dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio, que es la misión de la Iglesia para la redención de la humanidad u su liberación de toda situación opresiva” (408).

Una visión de conjunto pone de relieve, para el P. Perroux, los puntos siguientes, desde el mismo libro y de su autor (367-70), al punto de partida dehoniano: “Es necesario que Cristo reine en la sociedad” (370-71), según las orientaciones pontificias de León XIII (372-73), hasta el planteamiento de un propia doctrina social (373-73), llegando a la conclusión de “una verdadera restauración social partiendo del Evangelio (374-77), por la que “la Iglesia de Cristo quiere difundir la vida por la Buena Noticia anunciada a los pobres” (377-80), con un programa claro (380-81). En la realidad concreta del liberalismo y socialismo y la intervención del estado (382-85) y la respuesta de las asociaciones profesionales y del sindicato, caminando separados o “mezclados” (385-89).

Y temas ya muy definidos, come que la actividad social conlleva un compromiso político ineludible o el surgir de la llamada “democracia cristiana”, por la que aboga y que tantos disgustos y amigos perdidos le causa (392-97), hasta una cuestión todavía hoy vidriosa al analizar el antisemitismo del p. Dehon y su clave de lectura (397-98).

Acertadamente se nos indica que, el acercarnos a las Conferencias del P. Dehon, debe “despertarnos par ir más allá”, a preocuparnos por cuestiones muy concretas de las que él habla, y que hoy también llaman la atención, como el malestar generalizado, que el fondo hoy es el mismo (418-19), las llamadas y desafíos del mundo actual (420-23), o cómo poner de acuerdo Evangelio y justicia social (es decir, el papel de la Iglesia ante los problemas sociales).

Del P. Dehon se puede decir que, la Renovación Social Cristiana, “ha llevado a su autor, desde su compromiso social a elaborar un verdadero pensamiento social, una práctica pastoral y un proyecto cristiano sobre el hombre y la sociedad. El P. Dehon es “uno de estos sacerdotes demócratas que, en la coyuntura de paso de los siglos XIX y XX, se han esforzado por poner de acuerdo Evangelio y sociedad” (426). Y comenta, a continuación el P. Perroux: “Colocados, también nosotros, en esta misma coyuntura de transición entre dos siglos y dos milenios, los que se reconocen como herederos del P. Dehon ¿no deberían consagrarse a la misma tarea, con el mismo espíritu, con igual coherencia y el mismo fervor?” (id.).

Después de un estudio muy cuidado de la figura que emerge del P. Dehon, a través de esta obra centenaria, llega a una conclusión muy actual: “Me parece que la visión del P. Dehon es ante todo pastoral”. Estudia los problemas profundamente: “Cada vez más aumenta su información, participa en los debates de su época. Y no porque la cuestión social no sea prioritariamente religiosa no se ha estudiar a través de un análisis serio, creíble y con un compromiso tan lúcido como generoso”. “El P. Dehon es ante todo un sacerdote que descubre el drama social en su crudeza, al que quiere abordar desde el Evangelio, la fe de la Iglesia y su exigencia pastoral”(376).

Evaristo Martínez de Alegría