TERCERA PONENCIA:

"EL P. DEHON, EDUCADOR O LA PEDAGOGÍA DEHONIANA"

por el P. HEINER WILMER SCJ (GE)

León Dehon como educador

Sobre el significado político de la enseñanza superior y de las cuestiones de principio en la educación

Índice

Introducción

I. Del significado político de la enseñanza superior

1. El contexto: el año 1877 y la fundación del Colegio de Saint-Jean

2. Los discursos en la entrega de premios en Saint-Jean como apología política

3. La lucha abierta entre Estado e Iglesia como trasfondo de "L'éducation et l'enseignement selon l'ideal chrétien"
 
 

II. De las cuestiones de principio en la educación y en la enseñanza

1. El objetivo de la educación y la enseñanza

2. El perfil del profesor

3. El perfil del alumno

III. La fundación de la Congregación de los Sacerdotes del Corazón de Jesús como proyecto educativo y formativo de gran alcance y para la salvación del hombre

IV. Bibliografía

Conclusiones actualizadas

Introducción

La presente aportación pretende dar una visión del trabajo de León Dehon como educador y formador. En particular, se pretende poner de relieve la importancia que el trabajo en la educación y la enseñanza, especialmente de la generación más joven, tenía para León Dehon en el momento de la fundación de la Congregación. Además, esta aportación pretende examinar brevemente la "Pedagogía de lo concreto" de Dehon, a partir del ejemplo de las consideraciones que él hizo sobre el perfil deseable del profesor y del alumno.

Nuestro punto de partida es la idea de que Dehon atribuía la máxima importancia a la educación y enseñanza cristianas, en particular de los jóvenes, pues buscaba alcanzar "la salvación de la sociedad humana" a través de multiplicadores (apóstoles) con impronta cristiana. Esta impronta cristiana de la personalidad era para él un presupuesto con el que hacer frente de una forma fundamental a las causas del ateísmo, del abandono moral y de la explotación y la depauperación del hombre, logrando así la materialización del "reino de Dios en las almas y en la sociedad".

Estoy en deuda con varios hermanos por su ayuda en la redacción de la presente aportación:

Quiero expresar mi agradecimiento a Petrus Egidius Driedonkx SCJ (Roma) por la extensa información bibliográfica que hace algún tiempo puso a disposición en Internet. Por sus indicaciones y sugerencias quiero darle las gracias a Yves Ledure SCJ (Metz). A Stefan Tertünte SCJ (Roma) le agradezco su ayuda en la búsqueda de algunos textos y sus indicaciones tan útiles; aprecio en particular su crítica constructiva. También quiero agradecer a Fernando Rodríguez Garrapucho SCJ (Salamanca) por haber traducido este texto al español.

I. Del significado político de la enseñanza superior
 
 

1. El contexto: el año 1877 y la fundación del Colegio de Saint - Jean

Verano de 1877. León Dehon, un capellán de 34 años de edad, destinado en la cuidad Saint-Quentin, en el norte de Francia, estaba en un estado de salud que le colocaba al borde del colapso físico. Escupía sangre, su agotamiento, debido a todas luces a su excesiva carga de trabajo, era muy patente; sus amigos y familiares se preocupaban muy seriamente por su futuro. Sin embargo, esta sobrecarga no sólo se explica por el hecho de que Dehon, con otros seis capellanes, estuviera atendiendo a una parroquia de 30.000 almas.

Se había sobrecargado, porque el 14 de julio de 1877 había adquirido un antiguo internado privado para alumnos, con el fin de fundar en éste un liceo católico, en el cual poco tiempo después daría los primeros pasos para fundar la orden. El 31 de julio de 1877 inició su noviciado, eligiendo el nombre de Saint - Jean du Coeur de Jesus. Según él, sólo el Señor era su maestro de noviciado. Posteriormente le dio el mismo nombre al colegio: Colegio San Juan. Oficialmente Dehon fundó el colegio el 15 de agosto de 1877, en el mes de octubre el Colegio Saint - Jean debía estar equipado de forma que pudieran iniciarse las clases.

Con ello, Dehon se había echado una carga demasiado pesada a las espaldas. Sin embargo, no eran sólo las deudas y la organización del nuevo colegio los asuntos que le preocupaban. La legislación laicista aprobada bajo Léon Gambetta le causaba muchos quebraderos de cabeza. Siguiendo las ideas de éste, la Asamblea Nacional francesa llegó a proclamar el 4 de mayo de 1877 que: "El clericalismo, ese es nuestro enemigo" . Se había generalizado una corriente de opinión hostil a todos los proyectos sociales de la Iglesia, así como a las instituciones educativas de la misma. Y Dehon notaba claramente que también en Saint - Quentin había un fuerte movimiento anticlerical.

Con carácter general se puede decir que la relación entre Estado e Iglesia se había deteriorado en los últimos tiempos de forma drástica. Ante la Nación de Francia la culpa de la derrota sufrida en la guerra de 1870/71 puso indirectamente a la Iglesia francesa por los suelos.

Según la Iglesia, la guerra había sido perdida, porque la Nación se había apartado de la fe verdadera y porque se había hecho culpable frente a Dios. La construcción de la iglesia Sacré - Coeur en el Montmarte en el norte de París fue una señal visible de la reparación frente a Dios. Aún hoy se puede contemplar una placa de mármol en el lado sur de la nave de la iglesia, en la que, en letras de oro, Francia se declara culpable ante Dios y considera la construcción de la iglesia como señal de reparación penitencial (Reparation). Los católicos de toda Francia realizaron colectas para financiar la construcción de este enorme templo.

La Iglesia también ejercía una presión moral sobre la libertad de la ciencia. Con su obra "Del origen de las especies por selección natural" (1859), Charles Darwin había dotado de fundamento a la teoría de la evolución, privando de esta forma de base a una interpretación más bien literal de la Biblia. La Iglesia reaccionó frente el racionalismo, que no sólo florecía en las ciencias naturales, promulgando en el Primer Concilio Vaticano (1870) la constitución dogmática "Dei Filius" y condenando enérgicamente al racionalismo. Al mismo tiempo, el Concilio se arrogó, según el laicismo, pero también para la mayoría de los obispos franceses, a través de la constitución "Pastor aeternus", la declaración de infalibilidad del sucesor de Pedro, cuando éste se expresa con autoridad apostólica (ex cathedra) sobre asuntos de doctrina y moral. Pero la cosa no quedó aquí. Pocos años más tarde, en 1875, el obispo de París fundó una universidad católica, el "Institut Catholique", por supuesto, también con el objetivo de crear una oposición intelectual católica al galicanismo.

Para muchos franceses, y sobre todo para algunos grupos políticos, todo esto fue demasiado predominio e influencia eclesiástica. Desde hacía mucho tiempo, el ambiente estaba a punto de estallar. Y estalló; ya no había límites. La explosión tomó forma de un fuerte viento que, en forma de un anticlericalismo decidido, daba de frente a la Iglesia.

En este contexto, el capellán y canónigo honorario Dehon fundó un liceo católico y dio los primeros pasos para la fundación de una orden religiosa. Aquello sí que fue un "verano caliente". El 4 de agosto de 1877 dio un discurso en el que comentaba los principios de la educación y de la enseñanza cristianas. Pronunció este discurso delante de alumnos, padres, profesores, colaboradores y algunos invitados. El tema era el siguiente: "La educación cristiana: su objetivo, sus medios, sus métodos, sus frutos" . Con este discurso de verano, Dehon inició una tradición que en absoluto pretendía ser apolítica.

2. Los discursos en la entrega de premios en Saint - Jean como apología política

Con el discurso del verano de 1877, Dehon echó, en varios sentidos, los cimientos de una tradición. Aunque la razón del primer discurso fuera la fundación de un colegio y la de los siguientes seis discursos, en los años sucesivos, fuera siempre la clausura del curso escolar y estuvieran unidos a la entrega de premios, como se acostumbraba en aquel entonces, todos los discursos están marcados por la pretensión del director del colegio de tocar, en determinadas festividades, asuntos de principio. Por ello, casi todos los discursos, salvo el octavo que trata sobre la veneración al Corazón de Jesús, son de carácter político y apologético. En ellos, Dehon defiende su compromiso para con la enseñanza superior y, con carácter general, el compromiso de la Iglesia católica para con la enseñanza superior.

Igual que un jurista, se refiere en cada discurso a acusaciones graves, provenientes de "los enemigos" y que se dirigen contra el sistema educativo católico. Quien lea los discursos, tendrá la impresión de ver a Dehon actuando en la sala de audiencias ante un tribunal. Los anticlericales y los republicanos de izquierdas formulan sus acusaciones contra el sistema educativo y formativo católico. Dehon se encarga de la defensa, convirtiendo a los alumnos, padres, profesores e invitados en miembros del jurado, que deben dictar sentencia en el "caso" tratado.

Cuando diez años más tarde Dehon recopiló sus discursos, revisándolos, algunos en profundidad, para publicarlos bajo el título de "L'éducation et l'enseignement selon l'ideal chrétien" (La educación y la enseñanza según el ideal cristiano), escribió en el prólogo que ese libro, además de la exposición de los principios educativos, también tenía por objeto hacer apología de la educación cristiana:

"Estas páginas son una exposición de principios. Simultáneamente son también una apología, que no parecerá inoportuna, en unos tiempos en los que la enseñanza cristiana es atacada desde todos los flancos" .

A partir del ejemplo de dos discursos intentaremos exponer el proceso apologético de Dehon. Como trasfondo del segundo discurso sobre las ciencias del espíritu cristianas , nos encontramos con la acusación de que la literatura cristiana es pobre y escandalosamente inferior a la "pagana". Dehon inicia su proceso apologético haciendo concesiones a la sofisticación de la literatura no cristiana. Pero a continuación se esfuerza en realizar una comparación entre la arquitectura cristiana y la griega, que le sirve no sólo para resaltar el igual valor de la literatura cristiana, sino incluso su superioridad:

"... si a veces ésta (la literatura cristiana) se ha preocupado menos de la perfección formal, la supera siempre infinitamente por la elevación de su pensamiento y la pureza de los sentimientos. El caso de la literatura cristiana es como el del arte cristiano. Nuestras grandes catedrales con sus legiones de santos en sus portales y en sus vidrieras son menos finas que el Partenón de Atenas y sus frisos, pero el Partenón deja el alma en la tierra, mientras que nuestras catedrales cristianas la elevan hasta el cielo" .

El tercer discurso, sobre el patriotismo cristiano , se ocupa de la acusación según la cual los defensores del sistema educativo católico no son patriotas. De hecho, detrás de esta acusación se esconde la sospecha fundada de los galicanistas de que los "papistas" y sus seguidores obedecen antes a Roma que a París. En esta ocasión, Dehon contesta de una forma que a nosotros nos puede parecer algo extraña, pero que se justifica y entiende por las circunstancias históricas concretas.

Usando un lenguaje florido y exaltado declara su amor por Francia, proclamando a ésta, por su fundamento cristiano, como nación de elite.

"Sí, oh Francia, amo tu bella naturaleza, tus obras de arte, tu genio y tu gloria. Todos ellos son regalos de Dios, a los que yo tengo mucho cariño y a los que, de ser necesario, yo defenderé siempre. Pero mi vista se eleva a una esfera superior. Tú tienes otros encantos que me cautivan aún más. Eres una nación bautizada; entre las naciones cristianas tú eres una nación de elite. (...) Tú, oh Francia, has sido de las primeras entre las naciones en responder a la llamada de Cristo..." .

Con carácter general, los discursos muestran que Dehon rechaza las graves acusaciones y quiere actuar y actúa políticamente. Él considera la fundación del colegio y su lucha por la libertad del sistema educativo y formativo católico como una medida de política educativa, con la que pretende influir de forma consciente en la sociedad francesa. Su objetivo es remediar las necesidades sociales, generando una juventud católica que se identifique con el evangelio y la enseñanza del Reino de Dios y que, en consecuencia, asuma algún día la responsabilidad en la sociedad y en la Iglesia. Aquí se hace patente que Dehon no sólo quiere combatir los síntomas de esta situación precaria, sino de forma decidida las causas del ateísmo y de la depauperación de la sociedad, formando a tal fin multiplicadores potenciales.

3. La lucha abierta entre Estado e Iglesia como trasfondo de "L'éducation et l'enseignement selon l'ideal chrétien"

Diez años después de la fundación del Colegio católico Saint-Jean, el Abbé Dehon publicó en 1887 en la editorial Retaux - Bray el discurso de principios sobre la educación cristiana pronunciado con ocasión de la fundación de Saint-Jean en el verano de 1877, además de otros seis discursos pronunciados con ocasión de las entregas de los premios en las correspondientes clausuras de los años escolares así como un discurso sobre la veneración del Corazón de Jesús. El título del libro era "L'éducation et l'enseignement selon l'ideal chrétien. Discours de distributions de prix 1877 - 1886". Dentro de la Orden, esta publicación fue recogida en las "Oeuvres Sociales", volumen IV, donde abarca casi 130 páginas.

Éste es el primer libro de Dehon . ¿Qué es lo que le motivó para publicar precisamente estos discursos como libro?

Parece que Dehon consideraba importante hacer participe a un público más amplio de su pensamiento sobre la educación y la enseñanza. Y parece que atribuye mayor importancia que a las demás ideas, a las que se encuentran principalmente en el primer discurso sobre la enseñanza cristiana y en el segundo sobre las ciencias espirituales cristianas, y que incluso, con toda la modestia, se siente, hasta cierto punto, orgulloso de esas consideraciones básicas. Esto podría explicar, por qué frente al Papa, a quien dedica su primer libro, sólo menciona los dos primeros discursos .

Las razones que le movieron a la publicación las indica él mismo, en el prólogo de su escrito:

"Desde hace algunos años, el ataque de nuestros enemigos ha duplicado su intensidad; parece que cada año tenía que añadir una nueva acusación a la extensa requisitoria (réquisitoire) con la que se quiere perjudicar a la enseñanza religiosa (l'enseignement religieux)" .

El contexto es que en 1877, el momento de la fundación del San Juan, la situación de la enseñanza católica en los colegios y las universidades ya era muy tensa y anticlerical, y que desde entonces se había agudizado de forma importante. En ese momento concreto ya se está produciendo la lucha abierta entre Estado e Iglesia, en la que el Estado se hace con la victoria gracias a los decretos de 1880 . Estos decretos prohibieron la educación y la enseñanza a casi 300 Congregaciones. Dehon sólo logró salvar su colegio, porque había invertido una gran parte de su patrimonio particular en el colegio y porque, legalmente, el colegio no pertenecía a ninguna institución eclesial, sino que era su propiedad particular. Sin embargo, de hecho, el colegio pertenecía al obispo de Soissons, ya que era una fundación diocesana, efectuada precisamente a través del capellán Dehon. Es por lo que el obispo Thibaudier siempre seguía con especial atención los acontecimientos de "su" colegio.

En la lucha abierta entre Estado e Iglesia se dilucidaba, en última instancia, una sola cuestión, pero que es de decisiva y capital importancia a todos los efectos: ¿Quién da forma, a través de la influencia sobre la generación actual, al futuro de la sociedad? Dehon es completamente consciente de esta relación causal, cuando escribe en el prólogo de su libro "L'éducation et l'enseignement selon l'ideal chrétien":

"Las cuestiones relativas a la enseñanza están ahora, más que nunca, a la orden del día. Se entiende que el futuro pertenece a aquellos que tengan en sus manos la educación de las nuevas generaciones, y es precisamente esto lo que, en nuestro caso, explica la vivacidad de esta lucha tan intensa entre los católicos y los representantes de la incredulidad" .

Dehon tiene en mente una mejora de las relaciones sociales; quiere salir al encuentro del ateísmo, de la falta de moral y de la explotación de las personas, que marcan cada vez más a la sociedad. Se centra especialmente en la generación joven, porque sólo quien trabaja donde se diseña la sociedad del mañana puede lograr un cambio. Y Dehon también sabe que si ya no existiera ninguna juventud eclesial, que afirme internamente los valores del evangelio y ante el foro de la razón responda de la convicción de la fe, él, a largo plazo, no podrá hacer realidad su proyecto. Por ello valora especialmente la enseñanza superior, tanto en los liceos, como en las universidades.

"Es cierto. Los esfuerzos realizados por los amigos de la Iglesia durante el último medio siglo han dado sus frutos. Desde que la iniciativa de algunos católicos ardientes ha conquistado mediante una fuerte lucha, al menos en parte, la libertad de la enseñanza superior (enseignement secondaire), se ha producido una transformación saludable (transformation salutaire) en las ideas y el espíritu de la clase dirigente y de la clase media" .

Hay dos aspectos que merecen ser destacados: en primer lugar, Dehon otorga gran valor a la libertad que el Estado concede para la enseñanza y la educación católicas. Aprecia profundamente esta libertad de enseñanza católica (l'enseignement libre / liberté de l'enseignement). Es la causa por la que lucha, y es por lo que redacta sus discursos, para poder publicarlos. En la perspectiva de Dehon, podría formularse lo siguiente: quien no valore adecuadamente la libertad de enseñanza y educación, y quien no haga uso de esta libertad y no invierta toda su energía en la enseñanza y en la educación, es que no quiere trabajar con toda su voluntad por el desarrollo de la sociedad y la mejora de su situación. En segundo lugar, resulta interesante que Dehon, cuando habla de mejora de la situación social, tiene en mente un cambio en la mentalidad de la clase dirigente y de la clase media.

Para Dehon la cuestión decisiva es si existe o no una juventud católica. Sólo una juventud con educación cristiana estará en condiciones de diseñar la sociedad del mañana a partir de la fe. Por esta razón, Dehon siente una gran simpatía por las universidades católicas, ya que éstas, tras un periodo de tiempo más bien breve, pueden presentar grandes éxitos en lo que al sello cristiano de la sociedad se refiere:

"Esta libertad (de enseñanza y de educación), por muy imperfecta y limitada que sea, ha producido un bien inmenso, y resultaría realmente difícil valorar adecuadamente sus maravillosos resultados. Gracias a Dios, en este momento hay una juventud católica, mientras que apenas existía en 1830 y 1848. La fundación de las universidades católicas acelerará aún más esta evolución, por lo que se puede vislumbrar el día en que la mejor parte de los alumnos de nuestras grandes escuelas estatales abandonarán las filas de la indiferencia y del ateísmo para volver a la fe" .

Tenemos aquí las razones más profundas de la publicación de "L'éducation et l'enseignement selon l'ideal chrétien". Si se entiende como política el diseño activo de la sociedad, entonces, la publicación de este libro tiene una significación extraordinariamente política. Sin embargo, lo que Dehon pretende no es ganar unas elecciones o derrocar un régimen, más bien pretende llevar a los hombres a la fe, para proyectar el mundo basándose en este fundamento. Ya en el momento de la fundación de la Obra de San José había postulado como intención la "salvación de la sociedad humana" .

II. Sobre las cuestiones de principio en la educación y en la enseñanza

1. El objetivo de la educación y de la enseñanza

Si bajo el concepto de educación y enseñanza entendemos que alguien, antes de dar clase o fijar las condiciones marco de la educación y de la enseñanza, se sienta y ordena plasmando por escrito sus consideraciones más fundamentales al respecto, entonces León Dehon nunca ha efectuado una conceptualización de la educación y enseñanza en tal sentido. Tal vez le faltara tiempo, tal vez no le complacía, tal vez, como hombre de praxis que era, simplemente prefería sentarse una vez hecho el trabajo y formular las ideas que le pasaban por la mente.

El mismo escribe que a veces le faltaba tiempo, como por ejemplo en el verano de 1877, cuando preparó su primer discurso: "A toda prisa preparé un discurso" . Aún así, las circunstancias del verano y el carácter de Dehon no permiten concluir que no tuviera un concepto en su mente. Más bien todo lo contrario. El contenido del primer discurso sobre la educación cristiana, para cuya revisión con ocasión de la posterior publicación, por lo visto, se tomó más tiempo , demuestra que Dehon ya tenía las ideas muy claras, sobre todo respecto de los principios y las cuestiones fundamentales.

El punto de partida de sus consideraciones sobre el objetivo del ideal cristiano de la enseñanza y la educación es la afirmación de que todo sistema educativo y de enseñanza se fundamenta en una correlativa idea del hombre perfecto. Y como el hombre perfecto del cristianismo es alguien que no alcanza su perfección última en lo natural sino en lo sobrenatural, el sistema educativo cristiano es superior a los demás sistemas educativos.

"En el fondo de todo sistema educativo y de enseñanza hay un pensamiento predominante y esencial, un objetivo, un ideal. Este objetivo está siempre en relación con las doctrinas políticas y religiosas del filósofo que diseña el sistema educativo en cuestión o de la sociedad que lo instituye. El estilo que da su impronta a la educación depende muy particularmente de la idea que se tenga del hombre perfecto. La superioridad infinita de la enseñanza cristiana sobre cualquier otra se debe a que ésta ha hecho de la perfección última, completa y sobrenatural del hombre en esta y en la siguiente vida su objetivo y su ideal" .

Como "padrino" filosófico de esta idea del objetivo, Dehon cita a Platón. Sin embargo, Dehon también da a entender al mismo tiempo que la orientación de Platón en lo sobrenatural como objetivo es una excepción en el paganismo, que, por lo demás, está orientado en exclusiva hacia este mundo.

"Entre los griegos fue Platón quien intuyó este noble objetivo. Él aportó la definición más bella de la educación: 'yo llamo educación, decía, a todo aquello que da al cuerpo y al alma toda la belleza y perfección de que son susceptibles' (De las leyes, lib. VII). Cuando habla aquí de perfección del alma no tiene presente sólo a este mundo. 'Sería una necedad, dice en otro párrafo hablando de la educación, que una criatura mortal se preocupara más por esta breve existencia que por la eternidad' (Diálogo de Fedón ) - Pero estas ideas tan nobles de Platón fueron una excepción y han sido un ideal no realizado" .

En sus planteamientos educativos Dehon no intenta fomentar ninguna aptitud en particular ni formar a un tipo de persona determinado. Considera al hombre más bien como unidad de cuerpo - espíritu - alma. Y aquí reside también la fuerza de la educación cristiana. Esto lo pone de relieve cuando escribe, una vez más con un tono apologético:

"Sólo el ideal cristiano abarca simultáneamente todos los elementos de la perfección humana. La educación cristiana no descuida lo que para el desarrollo corporal es importante. Se preocupa de la higiene y del ejercicio físico. Ella contempla las letras y las ciencias como necesarias para desarrollar las aptitudes más importantes del espíritu. Forma la capacidad de juicio por medio de la filosofía y la historia, el gusto a través del conocimiento de modelos de la literatura y el arte, la voluntad y el corazón gracias a la religión, las buenas costumbres y el carácter a través de la conducta refinada, que es común en la mejor sociedad. Educar a un cristiano no sólo significa transmitirle conocimientos básicos de las ciencias humanas que le ayuden a conseguir una buena posición social (...). Esto significa también y sobre todo desarrollar en él un carácter noble y distinguido, puras costumbres y virtudes de hombre. También implica hacer crecer en su alma la fe, que abra a su inteligencia el mundo invisible, la esperanza que fortalece el corazón por medio de la expectativa de una felicidad merecida y el amor que hace a Dios perceptible en los momentos oscuros de la vida. Educar a un cristiano también significa formar a un hombre con corazón, un hombre, dispuesto al sacrificio y a la abnegación, un hombre, que se ha liberado del yugo del egoísmo (...). En el ámbito de acción en el que la Providencia le va a poner, él será el misionario de la virtud y la imagen viviente de Jesucristo. Éste es el objetivo de la educación y la enseñanza cristianas y éste también es nuestro objetivo" .

En resumen: el objetivo de la educación y la enseñanza cristianas es el de acompañar a los jóvenes en su proceso de conversión en personas, para que puedan llegar creciendo hacia aquella grandeza, que encuentra la perfección última en Dios.

Dehon defiende un ideal educativo y de enseñanza integral. De forma consciente se opone a la separación entre la transmisión de conocimientos y la formación de la personalidad. Ambos aspectos se condicionan recíprocamente. Eso sí, la formación de la personalidad tiene prioridad sobre la transmisión de conocimientos. Éste es el programa de Dehon. Esto explica también el título de la publicación: "L'éducation et l'enseignement selon l'ideal chrétien" (La educación y la enseñanza según el ideal cristiano).

2. El perfil del profesor

En todo colegio, el nivel de la formación que reciben los alumnos sube y baja en función de la calidad de sus profesores. Ésta es otra cuestión que durante el verano de 1877 preocupa al Abbé Dehon. Cuando en la primavera de 1877, por encargo de Monseñor Thibaudier, obispo de Soissons, adquiere en Saint - Quentin de su propietario Lecompte un internado privado dirigido por laicos, para abrir un colegio católico bajo el nombre de Saint - Jean, tiene la inmensa suerte de poder beneficiarse de un hecho que solucionará el problema de la atención docente. Poco antes, el obispo había disuelto un internado de titularidad espiscopal, el internado Notre Dame en Laon. Dehon recolocó a gran parte del cuerpo docente en el nuevo Colegio de Saint - Jean. Además, solicitó al obispo otros tres clérigos con la capacitación necesaria para la enseñanza superior. De esta forma disponía de un grupo cualificado de profesores compuesto de sacerdotes y laicos que a partir de octubre de 1877 se hicieron cargo de la educación y la enseñanza de los alumnos.

En el discurso preparado a toda prisa para la reunión festiva del 4 de agosto de 1877 con el título "La educación cristiana: su objetivo, sus medios, sus métodos, sus frutos" Dehon expone en la segunda parte cómo se imagina al profesor ideal en el Colegio de Saint - Jean. En esta parte de su discurso expone sus ideas centrales sobre los presupuestos necesarios que para él tiene que poseer un profesor. A mi juicio, es el mejor pasaje y el más denso en toda la obra de Dehon sobre el profesor ideal:

"El maestro, ante su alumno, tiene que desempeñar la labor de una auténtica paternidad espiritual. El profesor genera en sus alumnos de forma real la vida y la similitud de su propia alma. La vida intelectual y moral se vierte desde el alma del educador al alma del alumno por dos fuentes: la palabra y el ejemplo. Él le hace partícipe de sus pensamientos. Él le manifiesta lo verdadero, tal y como su inteligencia lo concibe; lo bello como él lo entiende y como él sabe amarlo; lo bueno como su conciencia se lo dicta. Señalar una misión como ésta no es suficiente para describir su responsabilidad y al mismo tiempo su nobleza (...). No es suficiente que ellos (los profesores) sean personas virtuosas en el sentido más común, y tener fama de ser una persona honrada aún no es una habilitación docente con la que uno pudiera darse por satisfecho. Tienen que ser cristianos extraordinarios para que el niño vea en su persona, hasta cierto punto, al maestro de los maestros, a Cristo mismo, que ellos representan y cuya dignidad les protege. Y si con todo lo que yo acabo de dar por supuesto, el profesor católico ha recibido una vocación del cielo que no sólo le consagre al ejercicio de sus deberes sino también al heroísmo de la virtud; si él ha hecho el juramento no sólo de la honestidad sino también de la santidad; si él añade a la dignidad que le viene por razón de su misión esa grandeza que él posee por la unción divina y por un carácter sagrado; ¡oh! entonces, nadie puede describir ya con palabras lo que producirá en el niño esta acción poderosa y tan elevada por encima de la naturaleza" .

En este perfil del profesor, Dehon pone de manifiesto la elevada opinión que tiene de un maestro, tal como él se la imagina para el Colegio Saint - Jean. Su valoración también pone de relieve sus exigencias frente al profesor. El punto de partida para Dehon en la imagen ideal del profesor, no sólo es comparable en muchos aspectos al ideal del sacerdote, sino que en determinados puntos es incluso idéntica. Así por ejemplo, el profesor no ocupa un empleo para ganarse la vida. Más bien ha recibido, por encima del empleo, una llamada de Dios. Al igual que el sacerdote, el profesor representa a Jesucristo, ha recibido una unción divina y por mandato divino se dirige a la juventud.

Aunque Dehon en ocasiones retome en el aspecto espiritual los planteamientos de la "escuela francesa", la escuela de Saint Sulpice o de San Ignacio de Loyola, en el aspecto pedagógico es más bien deudor de la tradición patrística y de la tradición monacal de las escuelas de las Órdenes. Esto pone de relieve no sólo el fuerte papel de padrino que atribuye al profesor, sino también el hecho de que en lo relativo a los métodos educativos se remita a Charles Rollin .

Resulta extraño que Dehon no mencione ni en una sola ocasión las aptitudes intelectuales y académicas del profesor. Tal vez las de por supuesto. Pero tal vez no las mencione, porque casi ninguno de los colegas docentes en Saint - Jean cumplían los requisitos de carrera profesional para la docencia en escuelas superiores. En su discurso, lo que valora Dehon del profesor es la personalidad y el carácter. Se aplican criterios superiores: los profesores deben ser virtuosos y honrados, pero eso no es suficiente. Sobre todo deben ser cristianos extraordinarios, que aspiren a la santidad. Esto se corresponde por completo con la lógica pedagógica de Dehon. Ya que también los alumnos, en última instancia, deben tener la santidad como objetivo de su vida, y como para Dehon la actividad educativa es tan poderosa que la estructura del alma del profesor se transmite, hasta cierto punto, a la del alumno, será más fácil alcanzar este objetivo, si los alumnos son educados por profesores cercanos a la santidad.

3. El perfil del alumno

"No se precisa una educación real sino divina..." Esto lo dijo Monseñor Berthaud, obispo de Tulle. Su pedagogía se fundamentaba en una teología indicativa. Usando el lenguaje de los poetas había dicho que cada hombre bautizado era como una flor divina que a través de todos los pasos de la educación y enseñanza iba a ser llevado al florecimiento auténtico y, de esta forma, a la grandeza divina .

Dehon antepone la imagen de la flor divina, con la que se puede comparar al hombre bautizado, a sus disquisiciones sobre el fin de la educación y la enseñanza cristianas e incluso la asume en su contenido. La "superioridad infinita de la educación y enseñanza cristianas sobre todas las demás" encuentra su causa en la educación divina, que tiene como fin último la perfección sobrenatural del hombre.

De los contenidos educativos, de la impronta del carácter y de la formación de la personalidad, el joven debe participar de lo mejor. Y en este sentido, él también debe ser alguien que ponga todo su empeño en que su vida crezca en todos los sentidos, para que se desarrolle de forma integral y sin conocer obstáculos, para florecer en la mejor y la más bella forma. Esta aspiración exige todas las energías, pero sobre todo, según Dehon, hay que comenzar con el sello cristiano ya en la tierna infancia, si se quiere que el perfil de la persona quede marcado de forma reconocible.

"En consecuencia, la razón está de acuerdo con la experiencia para proclamar que la educación cristiana debe tener prioridad en los primeros años de la vida, si se quiere llevar a esa vida a su ideal verdadero y si se quiere obtener de los espíritus verdaderamente iluminados, caracteres enérgicos, corazones generosos, hombres de fe y acción, capaces de todo gran pensamiento, de toda resolución vigorosa, de cualquier abnegación y de cualesquiera sacrificios por la religión y la patria" .

Para alcanzar el objetivo de Dehon, la "salvación de la sociedad humana" o, como escribe en otro momento, realizar "el reino de Dios en las almas y en la sociedad", es preciso un planteamiento moral, que sea el fundamento de la pacífica convivencia de todos los hombres. Este planteamiento está marcado, en concreto, por las virtudes a las que Dehon siempre se remite en sus escritos. Aquí sólo vamos a detenernos en la virtud del respeto, ya que Dehon la menciona con cierta frecuencia en relación con el perfil del alumno con educación cristiana y parece ser que le atribuye una importancia central.

Según Dehon, una persona con educación cristiana es alguien que desde su infancia más tierna ha aprendido el respeto. Para el director de Saint - Jean el respeto no es una medida que se ordena, para que la disciplina tenga un fundamento, más bien el respeto tiene su justificación última en Dios:

"El respeto es el hermano del afecto. Hay también entre la religión y el respeto una afinidad profunda. La religión otorga al alma la impresión del respeto. Por lo demás, sólo Dios es la razón del respeto, que es inherente a las personas y a las cosas" .

Dar lo mejor a los jóvenes, para que estos dispongan de sus mejores fuerzas, sentimientos y convicciones al servicio de Jesucristo, esta es la causa de Dehon. No oculta su causa ni dentro como tampoco fuera del colegio. El 1 de agosto de 1885 pronuncia su sexto discurso con ocasión de la entrega de premios en el Colegio de Saint - Jean, justo antes del comienzo de las vacaciones de verano. Su tema: "Del estudio de la historia" .

En este discurso, ante la entera comunidad académica, compara a los alumnos que abandonan el colegio con el bachiller aprobado (en francés: baccalauréat) con jóvenes caballeros:

"Sin embargo, queridos alumnos, ha llegado el momento de terminar (mi discurso). Y lo voy a hacer con una última alusión a los caballeros cristianos . El misterioso trabajo de la transformación de las ideas y de las lenguas ha querido que la culminación de vuestra educación os convierta, aunque en otro sentido, en lo que la educación de la Edad Media convertía a los hijos de los nobles cristianos: bachilleres (bacheliers). El bachiller era un joven caballero. Los bachilleres fueron la elite de las armadas de nuestros ejércitos (...) ¡Ojalá que nuestro querido Colegio de Saint - Jean, por el honor de Francia y la victoria de la fe, haga de los quince o veinte bachilleres (bacheliers, Dehon hace un juego de palabras: en francés tanto el joven caballero como el bachiller son denominados con el término "bachelier") que cada año estamos despidiendo, auténticos caballeros cristianos por su entrega fiel y generosa a la Iglesia y de la patria!" .

Cuando Dehon usa el término "elite" y, de forma indirecta, da a entender a los bachilleres que los considera una sociedad de elite, no concibe bajo este término una conducta elitista, que implicaría una retirada vanidosa hacia la propia arrogancia y que rechazaría el contacto con las necesidades de la sociedad y de la Iglesia. Para Dehon, pertenecer a la elite verdadera significa ser una persona que perfecciona las mejores propiedades de su carácter, hace más agudo su intelecto, ensancha su corazón, tiene pensamientos grandes, es profundamente creyente, persigue la santidad y con decisión enérgica pone toda su personalidad al servicio de otros, para la gloria de Dios.

III. La fundación de la Congregación de los Sacerdotes del Corazón de Jesús como proyecto educativo y formativo de gran alcance para la salvación del hombre

En la bibliografía que hasta la fecha existe sobre el padre Dehon y su obra apenas se pone de manifiesto la importancia de la enseñanza superior en su dimensión eminentemente política . La fundación del Colegio de Saint - Jean está entre aquellas obras que, desde la perspectiva de la política social, fueron un asunto "caliente". A pesar del hostigamiento de numerosos bandos, Dehon demostró gran valor. Invirtió en este asunto una energía apasionada, persiguiendo su causa con una audaz insistencia.

En un primer momento, Abbé Dehon había sido destinado al trabajo parroquial, pero no por mucho tiempo. El detonante del cambio en su fuero interno fue su experiencia como capellán en Saint - Quentin. En principio parecía seguir la trayectoria de un párroco o incluso, más adelante, la de un clérigo de mayor posición en la administración de la diócesis de Soissons. Sin embargo, la experiencia hecha como joven capellán en Saint - Quentin fue estremecedora. No sólo se sintió frustrado por tener que atender con otros seis capellanes y el párroco a 30.000 almas, matemáticamente seguían tocando a entre 3.500 y 4.000 católicos por cada clérigo. Sin embargo, al poco tiempo Dehon consideró imposible poder atender a tal cantidad de personas como pastor, darles asistencia espiritual y darles a partir de la fe ayuda para los momentos fundamentales de su vida. Al poco tiempo se aparta, en su fuero interno, del trabajo parroquial, pero no porque no le gustase la atención pastoral, todo lo contrario. Hace la experiencia de que con el concepto pastoral vigente en ese momento histórico en la parroquia ni a él ni a sus clérigos compañeros apenas les era posible llegar a las personas . En la atención pastoral a la juventud tiene que constatar la insuficiencia de la catequesis . De todos modos, el párroco y los capellanes de St. Quentin invierten la mayor parte de su tiempo en sepelios, confesiones, misas y en la celebración de los sacramentos. Los sacerdotes casi siempre se mueven en los mismos círculos y entre las mismas familias. Por el contrario, la mayoría de la parroquia nunca llega a disponer de un sacerdote como serio compañero de diálogo. Y esto oprime a Dehon.

Pero aún más le deprime tener que ver la depauperación de la sociedad, y sobre todo la miseria de la juventud. Muchos jóvenes están desamparados, explotados por estructuras sociales injustas. Y aún más jóvenes están cayendo en el ateísmo. Y el ateísmo va acompañado de la pérdida de la moral. Dehon experimenta su propia impotencia, la impotencia de la parroquia, que ya no llega a esta cada vez mayor parte de la joven generación.

En este contexto va madurando en Dehon la decisión de salir de la sacristía, desarrollar una actividad política y cambiar las estructuras de la sociedad. Él y sus compañeros no pueden llegar a 30.000 personas individualmente, y mucho menos puede, en ese momento como capellán y, tal vez, posteriormente como párroco, remediar con el concepto de asistencia pastoral de aquel momento los problemas de la sociedad francesa.

Dehon, como hombre de acción, no quiere quedarse mirando. Quiere luchar contra el ateísmo de la juventud, contra la pérdida de las buenas costumbres, contra la explotación y contra las relaciones sociales injustas; pero, a partir de ese momento, de forma sistemática y estructurada - y no luchando por su cuenta. Ya no se da por satisfecho con luchar contra los síntomas de la miseria. Él quiere enfrentarse a las causas, a los fundamentos de la sociedad francesa. Y quien quiera reubicar tales fundamentos deberá influir en la generación joven a través de la enseñanza superior, algo que Dehon sabe tan bien como los republicanos de izquierdas y los anticlericales.

La Obra de San José fue un primer paso. Pero también aquí experimentará muy pronto los límites, aunque la acusación de que los jóvenes principalmente jugaban y pasaban el domingo fue injustificada. Casi necesariamente, el anhelo más profundo de Dehon tenía que llevarle a la fundación de un colegio católico y de una comunidad religiosa. Un colegio para alumnos que quieran rendir, cuyas personalidades se pueden desarrollar en el sentido del evangelio, alumnos inteligentes, sociables y piadosos, que tengan el nivel de aprendizaje más elevado para esta categoría de edad y que después de superar el bachillerato estén en condiciones de asistir a una universidad.

Dehon quiere formar a personas que hagan suyos los valores centrales del evangelio, que tengan la voluntad y la capacidad de asumir responsabilidades en el Estado y en la Iglesia, que se enfrenten a la modernidad, para difundir entre las almas y en la sociedad el mensaje del reino de Dios. Quiere jóvenes que estén marcados por la esperanza de la perfección sobrenatural en Dios. El joven cura de Saint - Quentin piensa de forma previsora en los futuros multiplicadores, cuya educación y enseñanza cristianas redundará en beneficio y salvación de toda la sociedad. Su pretensión de la enseñanza superior para los jóvenes es una pretensión política. Él lo sabe y actúa en consecuencia. Los grupos burgueses, anticlericales y los republicanos de izquierdas también lo sabían y también actuaron en consecuencia. De ahí la lucha .

Solidaridad y compromiso son dos actitudes que han caracterizado al Abbé Dehon. Dehon se solidarizó con la sociedad, y en particular con la generación joven. Por esta razón acentúa él siempre de nuevo la asociación cristiana en orden al bien y la salvación de la sociedad. Sin duda, Dehon fue alguien que pensaba de forma estructural. Cuando como hombre la Iglesia busca la solidaridad de la sociedad, una solidaridad hacia fuera, entonces precisa, para asegurar su causa a largo plazo, también de una solidaridad hacia dentro, una unión de correligionarios. En este contexto, Dehon dio comienzo en 1877 un liceo y al mismo tiempo, en el mismo verano, inició su noviciado, con la pretensión de reunir en torno a su persona una comunidad de hombres que a través de los votos de obediencia, de celibato y de pobreza vivan en estructuras vinculantes que van más allá de las generaciones, y todo ello para hacer realidad su causa principal, la salvación de la sociedad. Dehon abordó simultáneamente dos empresas: fundó una congregación a la sombra de un colegio.

Con Dehon se podría postular de forma apasionada: el trabajo en los medios es importante, pero a largo plazo un perfil cristiano no tiene posibilidad alguna si no tenemos una juventud católica. El trabajo en los sindicatos es importante, pero a largo plazo un perfil cristiano no tiene posibilidad alguna si no tenemos una juventud católica. El trabajo en instituciones sociales es importante, pero a largo plazo un perfil cristiano no tiene posibilidad alguna si no tenemos una juventud católica. El trabajo en las asociaciones es importante pero a largo plazo un perfil cristiano no tiene posibilidad alguna si no tenemos una juventud católica. Porque la generación joven será la generación adulta del mañana y gestionará el trabajo en los medios, los sindicatos, las instituciones sociales, las asociaciones, las instituciones formativas y en la Iglesia. Y los efectos de este trabajo sobre la sociedad dependerá en última instancia de la respuesta a esta pregunta de capital importancia: ¿esta generación está impregnada por la fe cristiana o es atea?

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IV. Bibliografía

Bourgeois, Albert: Le P. Dehon à Saint - Quentin 1871 - 1877. Vocation et Mission, (Vocación y misión) Studia Dehoniana 9, Centro Generale Studi, Roma 1978; traducción al alemán de Gerhard Valerius: P. Dehon en Saint - Quentin 1871 - 1877. Vocación y Misión, Centro Generale Studi, Roma 1983.

Dehon, Léon: L'éducation et l'enseignement selon l'ideal chrétien. Discours de distributions de prix 1877 - 1886, Retaux - Bray, París 1887. En: Dehon, Léon: Oeuvres sociales. Thèses et Discours 1862 - 1901. Volumen IV, Edizioni Dehoniane, Nápoles 1985, p. 265 - 394.

Dehon, Léon: Oeuvres sociales. Thèses et Discours 1862 - 1901. Volumen IV, Edizioni Dehoniane, Nápoles 1985.

Dehon, Léon: Notes sur l'histoire de ma vie, Volumen VII. Introducción y comentarios de Giuseppe Manzoni, Centro Generale Studi, Roma 1979.

Ducamp, Albert: Le Père Dehon et son Oeuvre, (El Padre Dehon y su obra) Ed. Bias, París 1936.

Haas, Johannes: P. Leo Dehon. Sein soziales Wirken, sein Sühnen, Ed. Herder, Friburgo 1955.

Ledure, Yves: "Défi d'une société sécularsée", (el desafío de una sociedad secularizada) en: Heimat und Mission 9 - 10 (1999) p. 14 -15.

Ledure, Yves: "Education et spiritualité du Coeur du Christ", (Educación y espiritualidad en el Corazón de Cristo) en: Heimat und Mission 3 - 40 (1999) p. 14 -15.

Ledure, Yves: "Le Père Dehon éducateur", (El Padres Dehon educador) en: Heimat und Mission 11 - 12 (1998) p. 14 -15.

Ledure, Yves: "Le Père Dehon éducateur", en: Heimat und Mission 1 - 2 (1999) p. 14 -15.

Ledure, Yves: Petite vie de Léon Dehon. Fondateur des Prêtres du Sacré - Coeur de Saint - Quentin, Desclée de Brouwer, París 1993.

Mayeur, Jean - Marie: Les débuts de la IIIe République. 1871 - 1898, Seuil, París 1973.

Meyer - Schene, Josef: "Pater Leo Dehon als Erzieher", en: Nova et Vetera, de la provincia alemana de los Sacerdotes del Corazón de Jesús, editado por la dirección provincial de los Sacerdotes del Corazón de Jesús en Bonn - Oberkassel, marzo de 1989, nº 249, p. 2 - 18.

Mora, Luis M.: "L'éducation chrétienne dans la pensée du P. Dehon", (La educación cristiana en el pensamiento del Padre Dehon) en: Dehoniana, Année XXIII, nº 85 - 3 (1994) p. 101 - 113.

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Conclusiones actualizadas

1. Podría atribuirse un mayor valor al estudio de la educación y la enseñanza (l'éducation et l'enseignement) en la vida y la obra del padre Dehon y al análisis científico de este campo.

2. La pedagogía dehoniana de lo concreto podría ser analizada con mayor profundidad.

3. En el contexto de las posibilidades de educación y enseñanza cristianas ("enseignement libre" en colegios y universidades) en cada país, las diferentes provincias deberían estudiar, en que medida se está aprovechando la opción de formar a multiplicadores (apóstoles) cristianos.

4. Podría apelarse a todas las provincias, sobre todo a aquellas que tienen la fortuna de contar con hermanos jóvenes, que inviertan recursos humanos en la actividad de la educación y enseñanza cristianas de la generación joven, ya sea fundando nuevos colegios, ya sea enseñando en escuelas universitarias superiores y universidades, o ya sea trabajando en la formación de sacerdotes.

5. En toda la Congregación podría revisarse la relación entre el trabajo en la educación y en la enseñanza, por un lado, y el trabajo en las parroquias, por otro. ¿Es correcta la ponderación?

6. En el sentido del último Capítulo General y del "progetto globale" ("Nosotros, Congregación") podría fomentarse aún más una política de personal que prevea el intercambio de cohermanos en instituciones educativas y formativas, más allá de las fronteras nacionales.

7. Ya que la preocupación por la educación y enseñanza cristianas de las personas jóvenes es una constante en toda la vida del Padre Dehon habría que analizar en que medida esta preocupación (formatio ad intram et formatio ad extram) está implantada estructural y personalmente en la política de la Dirección General.

8. Podría estudiarse en que medida el papel de la educación y la enseñanza en la actividad de los dehonianos podría ser un tema a tratar en el siguiente Capítulo General.

INTERVENCIONES

JOHN VAN DEN HENGEL: Comenta que la presentación de la figura del P. Dehon como educador que se ha hecho hoy es más clara que la del P. Egidio ayer. Duda sobre cuál es lo más importante para el P. Dehon: ¿la educación o la formación, colegios o seminarios?

- El P. Heiner responde que el P. Dehon quería cambiar las estructuras de la sociedad, trabajando en las raíces de los problemas. La congregación tenía unos campos de acción muy amplios y el P. Dehon comenta que quizás hubiera ido muy deprisa.

- El P. Egidio aclara que en su ponencia se limitó a la cuestión histórica de la educación en los orígenes de la congregación.

CARLOS A. DA COSTA: Nos enfrentamos con la misma problemática en la educación y en el campo social: no es lo mismo el P. Dehon que su Congregación. El P. Dehon se implicó en la educación y en el campo social, pero no exigió a su Congregación la misma implicación. Hemos de contar con la dificultad de las lenguas, porque a veces no conocemos trabajos y estudios realizados en otros países y en otras lenguas pero que están escritos en otras lenguas que uno no domina.

JOHN VAN DEN HENGEL: Pide una nueva aclaración: si el P. Egidio está de acuerdo con la visión del P. Dehon que ha dado el P. Heiner.

- El P. EGIDIO contesta que está completamente de acuerdo.

- HEINER: Comenta que el primer libro, "La enseñanza", que publicó el P. Dehon era un libro sobre la educación.

ZENON: Pregunta si será posible seguir trabajando en educación cristiana ante la variedad de credos, sectas.

- El P. HEINER responde que en los países en que la enseñanza es libre si es posible trabajar. Donde es difícil es en los países en que no hay libertad en la enseñanza. Para luchar contra la injusticia hay que ir a las bases de la sociedad, que son las jóvenes generaciones.

JOSE MANUEL ALVARO: Pide que el P. Heiner profundice en el concepto de "respeto" que ha señalado en su exposición.

- HEINER: No quería hacer hincapié en ese concepto. Es un concepto muy importante en la educación. Pero la moral no es la base de la educación. La base de P. Dehon no es una teología imperativa, sino una teología de respeto: Dios te ama ya, y no importa el comportamiento de la persona para que Dios le siga amando. El joven es creación de Dios y cuando el educador respeta al joven está respetando a Dios.

ZEFERINO POLICARPO: Está de acuerdo con que la figura del P. Dehon como educador ha estado olvidada. Pregunta si no es conveniente que la Curia General recogiese y publicase todo lo que en el P. Dehon es concerniente a la educación.

- HEINER: Está de acuerdo con esa idea. Presenta unas conclusiones actualizadas, que surgen de su exposición, en las que se recoge esta idea.

JOHN KLINGLER: Señala que para él lo más importante es la conclusión número cinco. En EE.UU. lo más importante son las parroquias y se reclama la especificidad de nuestras parroquias frente a las diocesanas, pero a veces la especificidad no se ve claramente en la práctica.

SIMÓN REYES: Considera que las conclusiones son muy interesantes y hemos de profundizar más en ellos durante estos días. Debemos aunar esfuerzos los religiosos y los laicos. Debemos animarnos mutuamente en la Congregación.

DAVID QUINTAL: Pregunta si el P. Dehon era un coleccionador o un educador.

- EGIDIO: Considera que no son excluyentes. Pero normalmente el P. Dehon copia. Para el Patronato tomó la línea de Timon David. A veces el P. Dehon dice de dónde toma sus ideas, pero otras veces no. Y en muchas ocasiones da tonos propios que son muy interesantes.

HEINER: Ha encontrado un libro donde el P. Dehon basa su pedagogía: es de Roullan, que son dos volúmenes publicados en 17 . sería interesante estudia que toma el P. Dehon de Charles Roullan

JOHN YAKE: en EE.UU. hay muchos profesores que acuden a la educación católica y sería un buen medio para superar la crisis de vocaciones que hay en EE.UU