CUARTA PONENCIA

VALORES ESENCIALES EN LA ESCUELA DEHONIANA

Por el Hno. JORGE TORRES, SCJ (CH)

ÍNDICE

Introducción.

1. - Desafíos de la postmodernidad y la globalización a la educación valórica.

1.1. - La modernidad.

1.2. - Postmodernidad.

1.3. - El mundo se ha globalizado.

1.4. - Postmodernidad, globalización y cultura juvenil.

2. - Espiritualidad dehoniana.
2.1. - Corazón en el antiguo testamento.

2.2. - Corazón en el nuevo testamento.

2.3. - El corazón de Jesús.

2.4. - Experiencia de fe del P. León Dehon.

2.4.1. - Adveniat regnum tuum.

2.4.2. - Ecce venio.

2.4.3. - Sint unum.

2.5.- Espiritualidad dehoniana, utopía y educación en valores.

3. - Educación en valores dehonianos.
3.1. - Educar en valores.

3.2. - Desarrollo moral de la persona.

3.3. - Los valores dehonianos en nuestros colegios.

3.3.1. - Propuesta valórica dehoniana.

3.3.2. - Formación de agentes para el cambio social.

3.4. - Coherencia y testimonio valórico en el colegio.

3.5. - La comunidad educativa dehoniana.

3.6. - La familia en un colegio dehoniano.

3.7. - Los educadores dehonianos.

3.8. - Rasgos para esbozar el perfil del joven dehoniano.

INTRODUCCIÓN

Quisiera mencionar que esta ponencia es fruto de la reflexión de los miembros de la Comisión de Rectores y Pastores de la Provincia Chilena, que ha contado con el aporte de otros religiosos de la Provincia Chilena sobre el tema de los valores en la escuela dehoniana.

No podemos olvidar que la educación en valores no puede realizarse sin atender al contexto. Es por esto que, en primer lugar, queremos mirar, desde la perspectiva de la postmodernidad y la globalización, los desafíos a la misión educadora que nuestro mundo nos presenta en este milenio. Haremos una lectura de los principales factores que están influyendo en nuestra sociedad global y en particular en la llamada "cultura juvenil".

Claro está que el diagnóstico social que presentamos no es exhaustivo, sino que solamente pretende poner de manifiesto algunos de los grandes desafíos globales a los que nos enfrentamos los educadores desde una perspectiva ética.

En segundo lugar, haremos una lectura de la espiritualidad dehoniana, que nos permita reflexionar sobre el aporte que los dehonianos podemos hacer en la formación de las nuevas generaciones. Los nuevos desafíos de nuestro mundo nos llevan a releer nuestra espiritualidad para mantener nuestra fidelidad dinámica al aporte que estamos llamados a hacer a nuestra Iglesia y al mundo.

Es difícil hablar de los valores esenciales en una escuela dehoniana si no partimos de una visión compartida, integradora y actual de nuestra espiritualidad. Los valores dehonianos fundamentales en la educación están arraigados en el don dado por Dios a la Iglesia a través de la experiencia de fe de P. León Dehon. Es importante destacar que la experiencia de fe del P. Dehon sólo se entiende haciendo una relectura de la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Muchas veces hemos caído en la tentación, al menos en Chile, de no hablar con fuerza suficiente, del Corazón de Jesús porque no queremos que esta rica espiritualidad pueda ser reducida a una piedad devocional con reminiscencias de la práctica francesa del siglo XIX.

En un intento por proponer nuestra espiritualidad en nuestro mundo actual, queremos recobrar y partir del sentido bíblico de corazón.

En lo más íntimo del Corazón de Jesús podemos encontrar el proyecto de Dios para la humanidad: la plenitud de vida a nivel personal, social y cósmico. Este proyecto es el Reino de Dios, la humanización y armonización de las personas, las relaciones sociales y la creación entera.

Finalmente, a partir de la lectura de la espiritualidad dehoniana, se presentarán algunos desafíos de la educación dentro del conjunto valórico que, al menos en Chile, consideramos representativos de nuestra rica espiritualidad. No hemos priorizado al interior de esta Familia de Valores Dehonianos Fundamentales porque creemos que las acentuaciones se dan de acuerdo al contexto en que está inmerso de cada Colegio.

1. - DESAFÍOS DE LA POSTMODERNIDAD Y LA GLOBALIZACIÓN A LA EDUCACIÓN VALÓRICA.

1.1. - LA MODERNIDAD.

La modernidad da luces para entender la postmodernidad. La confianza del hombre moderno en sus capacidades genera un nuevo paradigma antropocéntrico: la razón se torna autónoma, el hombre puede caminar sin necesidad de tutela alguna porque su racionalidad le permite iluminar todos los aspectos de su vida para lograr la felicidad y el bienestar social.

Sus logros son: las ciencias, la técnica, las organizaciones, las instituciones, la planificación, la intervención en la naturaleza, las grandes utopías.

El símbolo del hombre moderno es el hombre que pisa la luna; si el hombre puede llegar a la luna, puede lograr lo que él se proponga.

1.2. - POSTMODERNIDAD

Es difícil definir lo que constituye la post-modernidad. Más bien se define por la negación de la modernidad. Nos limitaremos a mencionar ciertos rasgos que se reconocen característicos de dicha tendencia.

a. Lo primero que vemos en el hombre postmoderno es una cierta desconfianza en sus propias capacidades, un cierto desencanto con sus propias realizaciones.

Se frustran sus proyectos ante acontecimientos históricos tan carentes de sentido, como las guerras mundiales, los exterminios nazis y otros en donde la sin razón había llegado al extremo.

b. El hombre postmoderno no se ilusiona con las utopías. Lo concreto y lo inmediato es lo que vale. No hay que sacrificar el hoy por unos sueños de futuro.

La caída del muro de Berlín aplastó los grandes ideales. La realización individual reemplaza los sueños colectivos.

c. La técnica está bajo sospecha. Con demasiada frecuencia, la intervención del hombre en la naturaleza ha producido más daño que beneficio: mares contaminados, bosques tropicales quemados, un hoyo en la capa de ozono.

Toda la ciencia moderna y su tecnología no han podido evitar la fiebre aftosa y las vacas locas; no han sanado al enfermo de SIDA ni de muchas otras enfermedades; no ha mejorado la vida de la mayor parte de la humanidad.

d. Los medios de comunicación social adquieren una importancia extraordinaria. Se habla de una cultura virtual. Se configura una sociedad basada en la información y la comunicación. El desarrollo se mide en conexiones al Internet. Se ha generado una cultura de la imagen que ha influido en la manera de acceder al conocimiento.

e. Las instituciones pierden la adhesión de sus miembros. Los asuntos del Estado, los partidos políticos y las instituciones sociales ya no son preferencia de la juventud. Uno se relaciona con una organización por algún interés personal, pero no por algún compromiso con la sociedad.

f. Las Iglesias han experimentado la misma indiferencia de parte de los feligreses jóvenes; la religiosidad se desarrolla en gran parte fuera y sin las instituciones; es un asunto individual y de mercado.

La Iglesia Católica, en especial, pierde credibilidad y afiliación cada vez que se presente como estructura jerárquica y autoritaria con dogmas y reglas inamovibles. Sin embargo, gana en credibilidad cuando se involucre en la promoción y defensa de los derechos humanos.

g. La familia está experimentando una crisis de ajuste y de reasignación de sentido. Hoy predomina la familia nuclear en oposición a la familia extendida. No es raro encontrar matrimonios a prueba, e incluso algunas personas llegan a tener varias relaciones de pareja estables y consecutivas. La consecuencia es la formación de familias monoparentales o ensambladas: "los hijos tuyos, los míos y los nuestros".

h. La sociedad se seculariza y se desvincula de las influencias de las instituciones religiosas. La autonomía se impone cada vez más en las decisiones políticas, como también en las decisiones personales. Se desvincula la moral de la religión.

Las sociedades crecen hacia entidades multiculturales y pluriéticas, donde los valores predominantes son la tolerancia y el respeto por la autodeterminación de las personas. Se observa un mayor espíritu crítico y un efecto relativizante de la globalización contra los absolutismos.

i. Se ha desarrollado una fuerte conciencia ecológica, producto de la desastrosa situación a la que el progreso, entendido como conquista y apropiación de los recursos naturales, nos ha llevado en términos de las reservas naturales y la devastación del medio ambiente.

j. La era postmoderna es una mutación o cambio de época, a la vez, una época de cambios. Todo está sujeto a cambios; todo se relativiza. Parece que nada es definitivo, permanente o absoluto. La construcción de un supra-paradigma que desconocemos nos desorienta. Se impone el relativismo. Sin embargo, han ido apareciendo nuevos imperativos éticos como la lucha contra la corrupción, acciones humanitarias, ecológicas u otras preocupaciones propias de pequeños colectivos.

k. Estamos asistiendo a una transformación de la moral, ha surgido una ética indolora, una moral sin obligación ni sanción, lo que está de moda es la caridad sin deber, un altruismo indoloro, reduciéndose a una ética que podríamos aplicarle la ley del menor esfuerzo.

l. Existe un terrible miedo al sufrimiento, al dolor y a la muerte. No hay lugar para el más pequeño sacrificio, ni menos aún para el fracaso.

Se ha generado un individualismo postmoderno caracterizado por una conciencia individualista y superficial y por la búsqueda del éxito, lo inmediato y la satisfacción. El hombre postmoderno se resiste a enfrentarse con el sufrimiento del otro, creando una muralla de indiferencia, para que no se sienta afectada su calidad de vida.

m. Se reindivican el placer, el disfrute y el goce. Se habla de consumismo y hedonismo: disfrutar de los productos que agradan la existencia. Hay una preocupación creciente por el cuerpo, por su presentación, por los ejercicios físicos, por la cirugía estética, por sentirse bien en el cuerpo. El goce sexual es un tema frecuente, aunque menos sustentado por una relación afectiva permanente.

n. Ha ocurrido un traslado de la propiedad del poder en la sociedad. Hasta ahora, el poder de decisión y de gestión estaba radicado en el mundo político, en el mundo religioso (iglesias, especialmente cristianas) y en el mundo militar. Hoy, claramente este poder está radicado en el mundo económico, siendo los grandes empresarios y, sobre todo las multinacionales, quienes tienen "el sartén por el mango".

o. La precarización del empleo. Los excluidos del conocimiento y del dominio técnico no sólo son menos valorados en su aporte a la economía, sino también desprotegidos por una legislación laboral más flexible que no les asegura estabilidad en el empleo ni los protege del desempleo. La inestabilidad laboral se ha constituido en un lugar del mercado del trabajo dada la alta rotación que se da en todos los niveles.

1.3. - EL MUNDO SE HA GLOBALIZADO.

a. La globalización o mundialización en sí es un concepto bastante neutro:

"Es un proceso que se impone debido a la mayor comunicación entre las diferentes partes del mundo, llevando prácticamente a la superación de las distancias." (Ecclesia in América, 20)

La globalización ya lleva un proceso histórico bastante largo, pero se aceleró por la revolución de los medios de comunicación; por ser inmediata, permite al hombre actuar en cualquier parte del mundo.

La globalización es un reordenamiento del tiempo y del espacio, superando la demora y la distancia.

b. Un primer efecto es la globalización de la cultura. Debemos decir, con mayor precisión, que es una imposición global de la cultura de los que poseen los medios de comunicación, poniendo en peligro de extinción las culturas locales, incluso nacionales. Junto con la cultura global se propagan sus valores, sintiéndose amenazadas las culturas con una preferencia valorativa diferente. (P.ej. La "Cultura Cristiana")

La reacción no se deja esperar: surgen los nacionalismos, los regionalismos y los fundamentalismos. (Talibanes).

c. Pero el efecto principal de la globalización se ha sentido en la economía. La globalización calzó perfectamente con el surgimiento del Capitalismo Neoliberal, y, muchas veces, se identifican mutuamente. (Por algo existen protestas contra la globalización neoliberal: Seattle (O.M.C..); Washington y Praga (F.M.I. y B.M. ); Santiago (B.I.D.)

d. Características del neoliberalismo global:

¸ Se impone como modelo único, prácticamente obligatorio.

¸ La lógica del mercado invade todos los espacios sociales: naturalmente las finanzas, el comercio y la producción; pero también el mercado laboral, la educación, la salud, la previsión, la televisión, los deportes, etc.

¸ La competencia por el mercado requiere tecnologías cada vez más refinadas, costosas y manejadas por una mano de obra muy especializada. Los países pobres y técnicamente menos desarrollados deben competir con otras ventajas comparativas: explotación de sus materias primas y flexibilización de sus políticas salariales y de las exigencias medioambientales.

¸ Mediante fusiones se han formado grupos económicos muy poderosos, prácticamente monopolios o oligopolios.

¸ El rol del estado ha perdido importancia: Por una parte se ha privatizado la mayor parte de las empresas estatales; por otra parte, las decisiones políticas dependen cada vez más de las instituciones mundiales (F.M.I., B.M., O.M.C.) y de los grupos económicos internacionales. (Inversión)

Consecuencias notables:

¸ Las desigualdades sociales, tanto a nivel nacional como internacional se profundizan cada vez más. También en los países ricos aumenta la pobreza. Aumenta la brecha entre los países ricos y pobres. La exclusión del sistema es una de las características más notables de la globalización neoliberal.

¸ El factor decisivo de participación o inclusión es el conocimiento y su aplicación tecnológica. Existe una dependencia directa entre riqueza, acceso al conocimiento (educación de calidad, libros, diarios, internet) y participación ventajosa en el sistema económico.

¸ El medio ambiente natural se encuentra en serio peligro. La flexibilización de las exigencias medioambientales por razones económicas (hasta EE.UU. desconoce los acuerdos de Kioto) y el sobrepasar los límites de sustentabilidad por razones de pobreza, amenazan seriamente la calidad de vida.

1.4. - POSTMODERNIDAD, GLOBALIZACIÓN Y CULTURA JUVENIL

Es necesario reconocer que no existe una cultura juvenil homogénea. Más bien podríamos decir que existe una heterogeneidad en la cultura juvenil. El fenómeno de la globalización postmoderna de la cultura ha producido un choque entre lo global y lo local.

Sin embargo, aunque reconociendo la diversidad de culturas juveniles, se pueden esbozar algunas características comunes a ellas.

En nuestro tiempo estamos siendo testigos de una cultura juvenil, que nos pide a gritos un cambio profundo en nuestra sociedad. Muchos de nuestros jóvenes son víctimas del empobrecimiento y de la marginación social que ha producido el capitalismo neoliberal. Han sido afectados por la falta de empleo y el subempleo, y por una educación que no responde a las exigencias del mundo del trabajo.

También se ha acrecentado violentamente el narcotráfico, las pandillas juveniles, la prostitución infantil y juvenil, el alcoholismo, los abusos sexuales. Muchos jóvenes viven adormecidos por la propaganda de los medios de comunicación social y alienados por imposiciones culturales norteamericanas. Otros han sido marcados por el pragmatismo inmediatista que ha generado retardo y problemas en la desarrollo afectivo de los jóvenes que no están dispuestos a asumir proyectos a largo plazos ni compromisos estables con otros.

ALGUNOS RASGOS DE LA MENTALIDAD Y VALORES DE LOS JÓVENES DE HOY:

a. Una mentalidad individualista: Es la consecuencia de una juventud fragmentada, de una sociedad a la que los jóvenes tienen fácil acceso y en la que cada cual busca por su cuenta los medios para integrarse, acomodarse o instalarse en el sistema. La libertad que se reclama es la libertad individual. Todo esto genera una indiferencia a las cuestiones de la vida colectiva, replegándose a la vida privada. El desinterés por lo social y político es síntoma de ese individualismo. En Chile, los jóvenes "no están ni ahí" con los políticos, están desencantados por la corrupción, no creen en ellos, no se inscriben en los registros electorales ni ejercen su derecho a voto. Los jóvenes desconfían de las instituciones, es bajísima la afiliación en sindicatos y organizaciones sociales.

b. Una mentalidad hedonista: Hay una preocupación creciente por el cuerpo, una obsesión por el 'look', por los ejercicios físicos, por sentirse bien en el cuerpo, por disfrutar el momento aquí y ahora, lo inmediato; "Carpe diem". Se ha generado una cultura hedonista que pretende hacer de la vida una diversión permanente.

c. Una mentalidad consumista: El consumismo es absorbido inconscientemente desde la infancia, del que no se puede salir más que por un planteamiento crítico. La austeridad y el ahorro suenan a extraño, se consideran valores ya desfasados, inadecuados para los tiempos de hoy. Lo importante es tener lo que está en el mercado, la última zapatilla, el último estilo de blue jeans, para estos efectos el sistema imperante es especialista para crear las necesidades en los jóvenes y la publicidad es su aliada más eficaz.

d. Una mentalidad exitista y pragmática: Vivimos en una sociedad pragmática donde triunfan los poderosos y quedan rezagados los débiles. Los que no tienen la suerte de estar entre los poderosos están condenados al fracaso a ojos de la sociedad. La lógica del mercado ha permeado incluso las relaciones humanas. El modelo actual es del "auto-desarrollo autónomo" (ego building); sólo es útil aquello que me reporta un beneficio personal. El individuo se construye a si mismo y se ha transformado en el eje de su propia vida.

e. Visión de la vida como espectáculo: Nos encontramos ante una cultura de la imagen, la apariencia, del carnaval continuo: "viva el carrete". La sobre valoración de nuestro cuerpo concibe la vida como una pasarela de modelos. Todo lo que ensombrezca la imagen hay que silenciarlo: la invalidez, la enfermedad, la vejez y sobre todo la muerte. Este devenir de cosas ha traído consigo trastornos y enfermedades propias de la juventud postmoderna como son la bulimia y la anorexia.

f. "Síndrome de la lata profunda": Estamos asistiendo a una sociedad que evoluciona a un ritmo acelerado, de tal manera que lo nuevo vale por el mero hecho de ser nuevo. Por eso los jóvenes muestran una apatía continua; todo es aburrimiento y 'fomedad': en términos muy chilenos, 'una lata'.

g. Valoración de la subjetividad y del sentimiento: El criterio para valorar el comportamiento es la autosatisfacción personal: "me gusta", "no me dice nada", "yo siento que", son expresiones que denotan la búsqueda del bienestar personal por todos los medios que se tiene al alcance. Las normas, la disciplina, el esfuerzo se rechazan como obstáculos que se oponen a la propia satisfacción y al sentimiento de bienestar.

h. Tolerancia y permisividad crecientes: La tolerancia como actitud de comprensión es un valor. Pero cuando se entiende como indiferencia, todo es lo mismo, todo es válido, se llega a un comportamiento permisivo en el que la actitud ya no es de comprensión sino de justificación.

i. Disociación entre ética privada y social: una vida en la que se da una doble moral. Se defiende la ética personal y familiar, mientras que se concede menor importancia a la ética colectiva y política, como si estas no fueran importantes para la vida de todas las personas. La norma entonces se apropia con una peculiaridad, se adecua a los propios intereses.

En el diagnóstico que acabamos de hacer, hemos destacado la crisis valórica actual, no con un afán pesimista, sino que con el empeño de realizar una sólida educación valórica que responda a los desafíos actuales. Dicha educación debe aportar los elementos necesarios para que los jóvenes puedan resolver en forma responsable y autónoma las alternativas éticas a las que se enfrentan en sus vidas. Educar en valores es acompañar a los niños y jóvenes en la construcción progresiva de su autonomía moral y en la construcción de una sociedad más justa.

El proyecto valórico que queremos proponer los educadores dehonianos nace de la experiencia de fe del P. Dehon. La adhesión profunda al corazón de Jesús, lo lleva a descubrir el proyecto de Dios para la humanidad: construir el reino de Dios en el corazón de las personas y en las sociedades.

2. - ESPIRITUALIDAD DEHONIANA.

Hablar de espiritualidad dehoniana es hablar necesariamente del corazón de Jesús. Es por ello que nuestra primera tarea es revitalizar el concepto bíblico de corazón.

La palabra corazón está repleta de significado, aparece más de mil veces en toda la Escritura. Esta palabra tiene resonancias distintas en nuestra cultura y en la cultura hebrea. Generalmente, hablar de corazón en la cultura occidental nos remite al mundo afectivo del ser humano: sus sentimientos y emociones. En cambio, en el lenguaje bíblico, el corazón tiene un sentido mucho más amplio: designa toda la personalidad consciente, inteligente y libre del ser humano.

2.1. - CORAZÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

En el AT el corazón a veces es simplemente el centro del hombre, la sede de la vida física, porque del corazón sale la sangre portadora de vida. Más a menudo el corazón se considera como la sede de la vida psíquica y emotiva, como el centro de las facultades espirituales, en primer lugar de la vida afectiva, en cuanto abraza no sólo la actividad de la voluntad y, por tanto, el amor o el odio, los deseos, las alegrías, etc., sino también todo el rico mundo emotivo y pasional. El corazón para los semitas es sobre todo la sede del pensamiento, de la vida intelectual, con el corazón se comprende, se reflexiona, se razona; de modo que hombre de corazón significa sabio, prudente; en cambio, carecer de corazón es lo mismo que estar privado de inteligencia. Para el hebreo, en el corazón está la sede de la voluntad y las decisiones; en el corazón se forman los proyectos y se decide su ejecución. El corazón es el centro de la vida moral, de la opción libre del bien y del mal, de la conciencia de la conversión o revisi6n. Finalmente, es el centro de la vida religiosa, porque en el corazón está el temor, la reverencia, la fidelidad, la obediencia, el amor total a Dios, e incluso la misteriosa presencia de Yahveh.

Corazón es una palabra fuente que expresa al hombre en su totalidad e integralidad. El corazón significa el centro íntimo y originario de la persona donde se realiza esencialmente la apertura hacia Dios y/o hacia el prójimo. Puesto que el corazón es el centro decisivo de la personalidad: o se abre a Dios, a su proyecto y se compromete con él; o bien se encierra en si mismo, se niega a creer y sigue su propio camino.

2.2. - CORAZÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO. -

En el NT vuelve a aparecer de lleno la rica gama de las acepciones de corazón, lo que es característica del AT. Así, la alegría, el miedo o angustia, el dolor o la pena, el amor, el deseo y la concupiscencia tienen su sede en el corazón. Igualmente, la inteligencia, los pensamientos. 'Decir en su corazón' significa pensar. 'Subir al corazón' significa venir al pensamiento. Aquí se engendran las resoluciones. El corazón es la conciencia. El corazón es el yo del hombre, su interior, su personalidad en contraste con lo exterior... El corazón es el punto de apoyo de la acción de Dios, que lo escudriña, lo examina y lo pone a prueba. Dios escribe su ley en el corazón.. El espíritu de Dios se ha derramado en nuestros corazones, y Cristo vive en ellos.

De esta manera el corazón es el centro del ser cristiano, la fuente de toda la vida personal, la interioridad de la persona donde pensamiento, voluntad y sentimientos forman una sola cosa. Desde esta perspectiva del corazón-interioridad del ser humano, también se habla del 'corazón del mundo' o del 'corazón de Dios' para expresar la profundidad, intensidad y riqueza de las realidades que se quieren aludir.

2.3. - EL CORAZÓN DE JESÚS.

La Biblia no tiene reparos en hablar del corazón de Dios ya en el A.T. no lo hace en sentido literal, sino que refleja una realidad más profunda: Dios ama y quiere, proyecta la salvación de su pueblo y de todas las familias de la tierra. Dios se compadece del sufrimiento de su pueblo. Podríamos decir que el corazón de Dios es tierno y compasivo, lento para enojarse, rico en piedad y leal (Ex 34,6).

Dios es un Padre amoroso que ama a sus hijos (Os 11,1) con corazón de madre: '...como un hijo al que consuela su madre, así los consolaré yo a ustedes...' (Is 66,13)

Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, en su corazón humano-divino simboliza su centro más íntimo y nos revela el Plan de Dios para la humanidad. En el corazón de Jesús se revela lo que hay de más divino en el hombre y lo que hay de más humano en Dios. Jesús vivió la total apertura a Dios y a los otros, el amor indiscriminado y sin límites.

Por la encarnación, el corazón de Jesús participa realmente de nuestra condición humana y asume nuestros anhelos más profundos. Porque ha compartido nuestra existencia entiende y habla nuestro lenguaje.

El texto más explícito acerca del corazón de Jesús es Mt 11, 28-29. Jesús se presenta a sí mismo como paciente y humilde de corazón. Sin embargo, no se trata de una mansedumbre cualquiera, ni de la resignación de los humillados. Más bien hay que hablar de humildad y de paz, de serenidad y discreción. Jesús tiene un corazón sereno que sabe irradiar la paz que lleva en su interior.

Jesús tiene un corazón compasivo que es capaz de conmoverse profundamente con el sufrimiento humano (Mc 1,41; 6,43; 8,12. Mt 18,27; 20,34. Lc 7,13; 10,33; 15,20).

En sus actitudes, podemos descubrir que el corazón de Jesús encarna el Reino y personifica el amor del Padre. Se acerca a los que nadie se acercaba (pobres, pecadores, impuros, borrachos, prostitutas), es decir, a los marginados y excluidos para hacer presente la actitud amorosa del Padre que tiene otro plan para los pequeños y pecadores. El plan que Dios tiene para todos los hombres y mujeres y para toda la creación, es conducirlos hacia su dignidad total y plena. El proyecto de Dios puede graficarse en estas frases: '... que tengan vida y vida en abundancia' (Jn 10,10), 'la gloria de Dios es que el hombre viva' (San Ireneo).

Vivir e interiorizar la espiritualidad del Corazón de Jesús es centrar todo en el amor redentor de Jesucristo encarnado e interpretarlo todo a la luz del amor. La unión entre dos personas no puede ser verdadera y durable si no nace del corazón y en el corazón se realiza. Es el propio Dios quien ha salido al encuentro del hombre y lo ha invitado a vivir en una verdadera comunión de amor con Él, con los demás hombres y mujeres y con la creación.

La vivencia de la espiritualidad del corazón de Jesús se caracteriza por la exigencia de interioridad. La mutua presencia de Cristo en nuestro corazón y de nosotros en su Corazón expresa el misterio de la identificación vital entre lo más profundo del corazón del hombre y lo más profundo de Cristo: su corazón. San Pablo lo expresaba con estas palabras: «Y ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mí» (Gál 2,20). El amor no puede realizarse sino a través de la propia entrega.

Las formas y desarrollo de esa identificación vital del corazón humano con el corazón de Cristo en el amor, pueden adoptar matices y tonalidades diversos. La espiritualidad dehoniana adopta un cariz especial basado en la vivencia de fe del P. León Dehon.

2.4. - EXPERIENCIA DE FE DEL P. LEÓN DEHON.

La experiencia de fe del P. Dehon está anclada en su adhesión al Corazón de Cristo en el Proyecto del Reino. En su vida, P. Dehon enfatizó tanto el equilibrio entre vivencia personal y social, como la armonía entre contemplación y acción. Dice al final de sus días: "les dejo el más maravilloso de los tesoros, el Corazón de Jesús". Él se puso a disposición del Señor para la "Construcción del Reino de Dios en las personas y en las sociedades".

Podemos afirmar que esta vivencia de fe la expresó en tres pilares que no pueden entenderse como compartimentos estancos, sino que como expresión de una misma y única espiritualidad:

¸ Adveniat Regnum Tuum: (Que Venga tu Reino) el compromiso solidario en la transformación de este mundo mediante la construcción del Reino de Dios en sus dimensiones personal, social y cósmica. Este compromiso brota de la configuración de su corazón al Corazón de Jesús.

¸ Ecce Venio: (Aquí Estoy Señor para hacer tu Voluntad). Para construir el Reino se requiere cultivar una actitud personal de abandono confiado y de generosidad: Dejarse moldear por Dios un corazón cada vez más disponible a la voluntad de Dios. La voluntad divina no es otra que la plenificación total de la dignidad de los hombres y mujeres y de la creación entera.

¸ Sint Unum: (Que Sean Uno). Para concretizar el proyecto del Reino en el presente y, a la vez, ser signo anticipatorio del Reino escatológico, Jesús nos propone fomentar y vivir la comunión. La fraternidad es testimonio vivo de la participación responsable en función de un proyecto común, dentro de un marco de tolerancia, de respeto, de diálogo y de aceptación integradora del otro diverso, porque reconocemos en él a otro hijo de Dios, hermano nuestro.

Esta aproximación a la espiritualidad dehoniana a través de sus lemas da cuenta cabal de las opciones de oblación y reparación, que constituyen parte medular de la experiencia de fe del p. León Dehon. Tanto la oblación como la reparación, que el propio P. Dehon presenta en ocasiones unidas como "oblación-reparadora", tienen una dimensión interior, contemplativa, y una exterior, de acción y compromiso, lo que queda perfectamente reflejado en los tres lemas ya mencionados, que, como se dijo más arriba, no pueden comprenderse como situaciones extrañas unas a otras o como aspectos yuxtapuestos, sino como complementarias de una única y misma respuesta de fe al amor de Dios expresado en Jesucristo.

Para profundizar un poco más en la espiritualidad dehoniana, veamos más detalladamente estos aspectos:

2.4.1. - ADVENIAT REGNUM TUUM.

La expresión "Que Venga Tu Reino" expresa el deseo de Cristo y del Padre de que se implante y se difunda el Reino de Dios entre los hombres y en el mundo. Podríamos decir que la humanidad necesita "Un Corazón Nuevo para un Mundo Nuevo".

LA UTOPÍA DE JESÚS: EL REINADO-REINO DE DIOS. Jesús no se predicó a sí mismo, predicó el reinado o reino de Dios. La buena noticia es el anuncio de la cercanía y llegada del reinado-reino de Dios (Mc 1,14s). Ambas expresiones designan una realidad nueva: la sociedad humana alternativa.

¸ El reinado de Dios, la considera desde el punto de vista de la acción de Dios sobre el hombre: como individuo y como colectividad; se ejerce en la historia.

¸ El reino de Dios, denota a los individuos y a la colectividad que viven y experimentan la acción divina; es una realidad dentro de la historia.

En definitiva, el reino de Dios es la realización de la utopía fundamental del corazón humano, de la total transformación de este mundo, libre de todo lo que lo aliena: el sufrimiento, el pecado, la desunión y la muerte. La llegada del Reino es la afirmación de que Dios es el sentido último de este mundo.

No habrá nueva sociedad si no existe el hombre nuevo (Jn 3,3-6). La realización individual del reino, la constitución del hombre nuevo, tiene lugar cuando el individuo, por la asimilación del mensaje de Jesús, decide entregarse a los demás (Mc 4,26-29). Como respuesta a esta entrega, Dios potencia al hombre comunicándole su propia fuerza de vida, el Espíritu; dotado de ella, es tarea y responsabilidad del hombre crear una sociedad verdaderamente humana.

Pero, lo peculiar de Jesús no consiste en proclamar que el Reino vendrá, sino en afirmar que, por su presencia y actuación, el reino ya ha llegado (Mc 1,15) y 'está en medio nuestro' (Lc 17,21). El Reino de Dios no es sólo futuro y utopía que vendrá; también es presente, ya ha llegado y tiene concreciones históricas. El Reino de Dios no quiere ser otro mundo, sino nuestro viejo mundo transformado en uno nuevo.

Transformar nuestra realidad humana individual, social y cósmica en un nuevo orden exige la conversión de la persona y la reestructuración de todo su mundo. Es decir, el cambio individual: "hombre nuevo"; el cambio de las relaciones humanas: "sociedad nueva" y el cambio de la relación con la creación: "cielo nuevo y tierra nueva".

La utopía es un proyecto simbólico que anticipa un futuro mejor; la utopía asume las experiencias y aspiraciones más profundas del hombre y las organiza en torno a un proyecto que se debe realizar en un futuro más o menos cercano.

La utopía es la aspiración hacia una forma de convivencia en la que se implante efectivamente un orden de vida verdaderamente razonable y justo. Es el deseo y la búsqueda de una sociedad digna del hombre. Pero no basta con el deseo generalizado que todos tenemos de que las cosas vayan mejor. La utopía del reino se traduce en planes y proyectos que critican la realidad existente y ofrecen modelos alternativos.

El Reino que predica Jesús no es ya una utopía irrealizable, pues 'nada hay imposible para Dios' (Lc 1,37), sino que, en Jesús, el Reino se ha convertido en una realidad incipiente dentro de nuestro mundo. Cristo es el hombre nuevo, el Reino ya presente, aunque bajo apariencia de debilidad. La adhesión a Jesucristo es la mística que inspira e impulsa la realización del Proyecto del Reino.

Seguir a Cristo no es una tarea individualista e intimista para asegurar la propia salvación. Es una empresa comunitaria y social, un esfuerzo constante por conseguir que el reino de Dios se haga efectivo en el mundo. El que quiere seguir a Jesús tiene que tener un cierto talante utópico-transformador:

¸ Descontento que nace de la insatisfacción cuando se llega a comprender las raíces del mal y la necesidad de un cambio radical;

¸ Se necesita un paciente análisis de las contradicciones que se dan en la realidad social existente;

¸ Convencimiento de que la realidad actual puede cambiar y mejorar concretamente;

¸ Convicción de que ese cambio puede ser efectuado por personas comunes como nosotros que existimos hoy y nos preocupamos por esas cosas;

¸ Disponibilidad para gastar la propia vida en la construcción de una sociedad más humana en el ámbito personal, social y cósmico.

2.4.2. - ECCE VENIO

El anhelo de Cristo es que venga el Reino: éste es el contenido de su mensaje. Para realizar esto, Cristo se pone a plena disposición de su Padre. Esta disposición se renueva todos los días en las decisiones que toma para cumplir su misión. La disponibilidad de Cristo al Padre se expresa en: "Aquí estoy, yo vengo para hacer, oh Dios, tu voluntad" (Heb 10,7-9).

"Aquí estoy, yo vengo..."

La decisión de vida de Jesús se realiza en el diálogo, en el encuentro de dos voluntades, de dos proyectos que, en la libertad, se fundirán en uno: el proyecto de Dios y de Jesús.

El "aquí estoy" es la respuesta de los llamados por Dios: Abrahán, Moisés, los profetas y especialmente de María. Cristo medita profundamente en su corazón el plan de Dios en la historia de salvación. Este proyecto hace eco en su corazón, lo descubre como llamado personal de Dios hasta el punto que comprende como su misión de vida "ser servidor de la reconciliación y profeta del amor" hasta el extremo de entregar su vida (Jn 13,1).

La ofrenda de Jesús asume la línea profética, la ofrenda del corazón vale más que cualquier otro tributo. Él entrega su corazón, toda su vida, como ofrenda a Dios por la redención de los hombres. Vive su existencia comprometida con el Reino en la humildad del servicio, en la solidaridad del ser y en la compasión con la humanidad sufriente hasta la donación total.

"... para hacer tu voluntad, oh Dios."

La voluntad del Padre es llevar a cada persona y a toda la creación hacia su dignidad total y plena.

Obedecer para Jesús significa descubrir su misión en la palabra de Dios e inventar las opciones consecuentes: acoger y aceptar a las personas, ir al encuentro de los pecadores, buscar y salvar lo que está perdido en nombre del corazón misericordioso del Padre. Es saberse encontrar con el Padre, con su intención de amor, a través de las mediaciones humanas, vivir su propia vida como cualquiera, pero en total fidelidad de amor al Padre. Una fidelidad dinámica del ser que se hace acción en la cotidianeidad.

Buscar la voluntad de Dios involucra a toda la persona, en especial su corazón: es apertura a Dios en la fe, aceptación de su proyecto, disponibilidad de todo el ser para servirlo con generosidad, en solidaridad activa con los demás y en la confianza gratuita y radical en Dios.

Reconocer la gratuidad de Dios en nuestras vidas nos permite dar:

¸ una respuesta alegre: me siento querido por Dios, él me eligió por amor.

¸ una respuesta confiada: si Dios confía en mí, también cuidará de mí

¸ una respuesta generosa, sin reservas, no calculadora

Como consecuencia, esta conciencia despierta en nosotros una actitud de abandono filial para recibir y aceptar lo que Dios disponga. Esto nos permite vivir agradecidos y libres frente a lo que nos depare la vida. Nos hace capaces de ver la mano de Dios en nuestra vida, en los demás y en el mundo. Esto nos ayuda a soportar las experiencias negativas de la vida y del mundo, porque mantenemos la confianza existencial, de que todos los acontecimientos y todas las cosas tienen sentido. Estamos conscientes de que Dios es el fundamento, el camino y el culmen de nuestra realización plena como personas.

2.4.3. - SINT UNUM

La comunión es un anhelo profundo del ser humano. Los dehonianos estamos llamados a ser signos de comunión en el seno de la Iglesia y en el corazón de nuestras "sociedades". Ante la realidad marcada por contradicciones, conflictos y fragmentaciones, la comunión se transforma en un serio desafío para nuestro tiempo.

El proyecto de Dios sobre la humanidad y el cosmos nos urge a formar una comunidad fraterna que anticipe el Reino de Dios.

El mensaje del Reino rompe barreras y desestabiliza; privilegia a los pobres, a los pequeños y sencillos; integra a los excluidos y marginados; es crítico con los poderosos y ricos; requiere perdón y no venganza; se basa no en acumular, sino en compartir; no en dominar, sino en servir. El fruto del Reino es la Paz y la reconciliación: el Shalom o comunión plena entre todos, por Cristo, en el Espíritu.

En este sentido, el reinado de Dios es, por una parte, un proyecto de filiación porque todos estamos llamados a ser hijos e hijas de un mismo Padre en Cristo. Por otra parte, es un proyecto de fraternidad entre todos los hombres, empezando por los marginados y excluidos.

Un rasgo característico de las primeras comunidades cristianas es la comunión o 'Koinonía' que se expresa en la vida fraterna de estas comunidades mediante una variada terminología: 'tener todo en común', 'nada propio', 'un solo corazón y una sola alma', 'unanimidad', 'compartir'.

Antes de su pasión, Jesús expresa el deseo 'que todos sean uno, como Él y el Padre son uno, para que el mundo crea'. El Dios del Reino que nos revela Jesús es un dios Padre que tiene entrañas de misericordia, que nos ama y nos perdona. Es este Dios quien nos invita a ser testimonio y signo amándonos y perdonándonos mutuamente.

De esta manera, la filiación y la fraternidad del Reino traducen en la historia de salvación el misterioso intercambio de amor trinitario entre el Padre y el Hijo por el Espíritu. Es decir, su relación de comunión y su unidad en la diversidad. Participar del misterio de la intercomunión trinitaria nos conduce a la comunión entre nosotros, con Dios y con la naturaleza.

En el fondo, el llamado de Jesús es a superar la fragmentación de la familia humana construyendo la comunión; "que sean uno" no se hace desde la coordinación, planificación o técnicas relacionales, sino desde la transformación interior y permanente de nuestras propias personas. Se trata de "conversión personal" y no sólo de "desarrollo de las habilidades sociales."

La comunión como tarea nos urge a armonizar nuestras diversidades. Para ello, supone personas abiertas y dispuestas a dialogar. De esta manera la comunión:

¸ Se expresa mediante una comunidad que sea testimonio de fraternidad, donde sus relaciones sean fieles y profundas. Es necesario el conocimiento mutuo y la valoración recíproca: conocerse mejor para estimularse y valorarse más.

¸ Necesita apertura y valoración de lo diferente y de los diferentes; exige también una actitud permanente de diálogo que permita afrontar las divergencias y tensiones. El diálogo fraterno requiere humildad, para no sentirnos poseedores de la verdad y transparencia, para decirnos con autenticidad lo que sentimos y pensamos.

¸ Exige traducir en prácticas de solidaridad la centralidad que tienen los pobres en el proyecto de Dios. La comunión se expresa en una real y efectiva solidaridad que integra a los excluidos y marginados.

¸ Requiere crecer en el diálogo fe - vida, fe - cultura y fe - razón.

¸ Nos invita a desarrollar la comunión con la creación. El deterioro de la creación nos ha hecho darnos cuenta de que necesitamos cuidar y comulgar con la creación que es nuestra casa grande que alberga a toda la humanidad. Necesitamos reconciliarnos con la naturaleza respetando a todos los seres vivientes en una comunión cósmica y ecología universal.

2.5. - ESPIRITUALIDAD DEHONIANA, UTOPÍA Y EDUCACIÓN EN VALORES.

El énfasis dehoniano en la construcción del Reino, nos hace empeñarnos en una educación en valores que contribuya formar una nueva sociedad, caracterizada por cultura solidaria en el ámbito local y global, basada en un nuevo sistema de valores compartidos y en la participación democrática de sus miembros.

Este tipo de sociedad supone un cambio radical a nivel individual y colectivo. Es un cambio de la 'totalidad' de las cosas, es una 'transformación profunda' pero mediante propuestas y acciones concretas, locales y viables, capaces de resistir el choque con la realidad más dura y asfixiante de nuestro mundo.

La utopía del Reino está grabada en lo más profundo del corazón de los hombres y mujeres. La utopía del Reino les orienta hacia una esperanza histórica de plenitud que les lleva al descontento y a la denuncia de todo lo que deshumaniza. Esta utopía dinamiza y orienta la construcción de un mundo más humano, no de uno perfecto, sino del mejor de los mundos posibles de construir.

El horizonte que persigue la utopía es la humanización de los hombres y mujeres mediante una emancipación que los libere y armonice con ellos mismos, con los demás y con la naturaleza. Ser persona significa tener una utopía. La utopía es el núcleo y el sentido de la felicidad humana.

El dinamismo utópico no pretende anular la realidad actual, sino que asume y optimiza los aspectos valiosos que hay en ella en miras del proyecto de sociedad alternativa.

El gran proyecto utópico del Reino es el máximo desarrollo de la calidad de la vida humana, basada en el equilibrio armonioso de la persona consigo misma, con los demás y con la naturaleza. Calidad de vida no determinada por el consumo material, por el placer o por el poder, éxito o prestigio alcanzados.

La utopía del Reino, la "transformación profunda de la totalidad de las cosas", sólo se realiza a través de "las pequeñas utopías" inspiradas en el gran proyecto utópico. La realización de la utopía se juega en la vida cotidiana, en lo pequeño de cada día.

El talante utópico requiere audacia, iniciativa, creatividad, imaginación y anticipación del futuro.

En sentido amplio, podemos decir que 'educar en valores' es 'educar para la utopía'. En palabras de Paulo Freire es 'educar para lo inédito viable' en la formación de la persona y la recreación de la sociedad y de nuestro cosmos.

3. - EDUCACIÓN EN LOS VALORES DEHONIANOS

En primer lugar, es importante destacar, aunque parezca de perogrullo, que para hablar de los Valores Esenciales en la Escuela Dehoniana no debemos olvidar que las Escuelas o Colegios Dehonianos son Escuelas Católicas y ante todo Escuelas. Por este motivo recordaremos algunas cosas ya sabidas:

a) Nuestros Colegios Dehonianos, ante todo, son "escuelas-colegios" y como tales tienen unas características y una misión que son comunes con los demás Colegios.

El objetivo de toda genuina educación es la de humanizar al hombre. La educación humaniza y personaliza al hombre cuando logra que éste desarrolle plenamente su pensamiento y su libertad y se oriente hacia su fin último que trasciende la finitud esencial del hombre.

El Concilio Vaticano II escribe así sobre la escuela:

"Entre todos los medios de educación, tiene particular importancia la escuela, la cual en virtud de su misión, a la vez cultiva con asiduo cuidado las facultades intelectuales, desarrolla la capacidad del recto juicio, introduce en el patrimonio de la cultura conquistado por las generaciones pasadas, promueve el sentido de los valores, prepara para la vida profesional, fomenta el trato amistoso entre los alumnos de diversa índole y condición, contribuyendo a la comprensión mutua; Constituye además, como un centro de cuya laboriosidad y de cuyos beneficios deben participar juntamente las familias, los maestros, las diversas asociaciones que promueven la vida cultural, cívica y religiosa, así como la sociedad civil y toda la comunidad humana. " (G.E. 5)

b) Ha sido propósito claro de los fundadores de los Colegios Dehonianos crear Colegios Católicos, es decir, Colegios de Iglesia.

También es la expectativa de la mayoría de las familias que matriculan a sus hijos en nuestros Colegios.

El Concilio Vaticano II describe la Escuela Católica de la manera siguiente:

"Esta persigue, en no menor grado que las demás escuelas, los fines culturales y de formación humana de la juventud. Su nota distintiva es crear un ambiente de la comunidad escolar animado por el espíritu evangélico de libertad y de caridad, ayudar a los adolescentes para que en el desarrollo de la propia persona crezcan a un tiempo según la nueva criatura que han sido hechos por el bautismo, y ordenar, finalmente, toda la cultura humana según el mensaje de la salvación, de suerte que quede iluminado por la fe el conocimiento que los alumnos van adquiriendo del mundo, de la vida y del hombre." (G.E. 8).

Somos Colegio de Iglesia en la medida que educamos conforme a la visión de la Iglesia sobre el hombre, el mundo y la historia. Jesús es el modelo de hombre; el Reino de Dios es el sueño de Dios con el mundo; el mensaje del Evangelio convierte la Historia de los Hombres en una historia de salvación.

Es el lugar donde existen la experiencia de fe, el testimonio de hombres y mujeres creyentes, el anuncio de Jesús y de su Evangelio, la invitación a participar en la comunidad de los discípulos de Cristo y la creatividad de nuevas formas de expresión cristiana.

Es el lugar donde el Evangelio se hace carne:

¸ En la formación integral de los alumnos y de los demás miembros de la comunidad;

¸ En la comunidad educativa, que es preparación de la comunidad eclesial;

¸ En la participación de los miembros de la comunidad, porque dignifica al ser humano;

¸ En las estructuras de justicia, equidad y caridad, que convierten al Colegio en agente de transformación social;

¸ En todo proceso de humanización y personalización, guiado por una antropología basada en Cristo; en la cultura institucional o Ethos, en que el Colegio expresa sus relaciones humanas, sus maneras de resolver los problemas, sus costumbres, etc.

c) La Congregación ha transmitido, mediante los religiosos presentes en los Colegios Dehonianos, su propio carisma que se origina en la experiencia de fe del P. León Dehon. El carisma está presente en las comunidades escolares, aunque es preciso decirlo, con énfasis y profundidades distintas de acuerdo al contexto social y geográfico y la historia particular de fundación.

3.1. - EDUCAR EN VALORES.

La educación en valores, en su sentido más profundo, es una tarea utópica porque trata de construir un presente y un futuro mejor para las personas y para la sociedad .

No está demás recordar que los valores son modelos ideales de realización personal y orientaciones básicas que intentamos plasmar en nuestra conducta a lo largo de nuestra vida.

Los valores no son entes aislados o independientes entre sí, sino que forman una constelación o universo ordenado. De esta forma, se habla de familia valórica, de un sistema jerarquizado de valores que tiene su centro fundamental en la dignidad de la persona humana. Los valores morales tienen como fin "humanizar al hombre", podríamos decir que apunta al desarrollo integral de la persona humana. Justamente, la humanización coincide con el Proyecto de Dios para la humanidad: la vida plena.

La actitud ya no es el ideal abstracto o la orientación básica que intentamos vivir, sino que es la traducción del valor a la realidad. La actitud es la concretización del valor. Puede ayudar a entender el concepto de actitud los conceptos de virtud y hábito que corresponden a otro paradigma moral. El pensamiento valórico es una traducción moderna de la enseñanza de las virtudes morales, y la categoría de actitud suple, con ventajas, la función que desempeña en la moral tradicional el concepto de hábito.

Creo interesante citar algunos extractos de Victoria Camps, en "Los Valores de la Educación" (1994) y de Reyzábal y Sanz en "Los ejes Transversales".

¸ "Educar es, así, formar el carácter, en el sentido más extenso y total del término... formarlo para promover un mundo más civilizado, crítico con los defectos del presente y comprometido con el proceso moral de las estructuras y actitudes sociales"... "Hay que quitarse de la cabeza que la educación puede ser neutra en cuanto a valores. Educar no es sólo instruir, sino transmitir certezas, ideas o maneras de ser".

¸ "La formación ética no depende de los contenidos éticos como "materia", sino de la manera de concebir una organización educativa y de un ambiente institucional apto para el crecimiento ético de la persona. En ningún caso un Colegio puede sustraerse de esta tarea a nombre de una mal entendida liberalidad, neutralidad o aconfesionalidad".

La educación en valores es un gran desafío en los Colegios. Es una tarea en torno a la cual debe revisarse el currículo del Colegio y a su vez una búsqueda de estrategias que nos permitan acompañar al alumno(a) en su desarrollo moral de acuerdo a las distintas etapas escolares.

El horizonte de la formación en valores es llegar a la autonomía moral. Esta tarea no es fácil en medio de una sociedad que vive una cierta crisis en mucho de sus valores.

Educar en valores no es otra cosa que formar la conciencia, el corazón de las personas. Hoy se hace urgente tener claro el tipo de hombre y mujer que queremos ayudar a formar. De igual manera, es importante llegar al corazón de ellos de forma diferenciada, de acuerdo a las distintas etapas de desarrollo. Veamos primero el segundo aspecto.

3.2. - DESARROLLO MORAL DE LA PERSONA.

La visión teórica de Kohlberg acerca del desarrollo moral de la persona, permite tener una perspectiva más clarificadora y fundamentada de cómo formar éticamente a los alumnos en la etapa de desarrollo en que se encuentran.

Kohlberg plantea seis "estadios" de desarrollo, desde la niñez hasta la adultez. En otras palabras, es el recorrido de la heteronomía a la autonomía moral. Estos estadios de desarrollo tienen diferencias cualitativas en el modo de pensar, cada uno forma un todo estructurado, poseen una secuencia invariable y tienen una integración jerárquica. Por otra parte hay tres niveles de razonamiento moral, según el autor, siendo las más básicas distinciones de desarrollo que se deben aprender y adoptar con relación a las normas que establece una sociedad: Preconvencional, Convencional y de Principios.

Se podría decir que enseñar contenidos es tarea relativamente sencilla. Sin embargo, ser un educador moral efectivo, un formador de conciencias, no es tarea fácil. El profesor debe elaborar o generar experiencias de aprendizaje de valores efectivas y creativas que comprometan actitudes. Deben reflexionar en torno a las características del grupo de alumnos con los cuales trabajan, para realizar un mejor diseño y elección de experiencias educativas que posibiliten el crecimiento moral.

Si bien es cierto que el conjunto total de valores puede ser trabajado en las distintas etapas, considerando el planteamiento de Kohlberg, debe considerarse un énfasis distinto según el desarrollo alcanzado.

Los niños pequeños de primer ciclo básico ven la moralidad en una dimensión social, descubren lo que es justo y aprenden cooperar y compartir. Los niños están desarrollando la capacidad de comprender que otras personas pueden ver el mundo de un modo distinto que ellos. En esta edad es muy frecuente que el niño(a) busque asumir roles de otros. Estas experiencias ayudan a desarrollar la capacidad de razonamiento moral.

El niño necesita que, sin imposiciones, le muestren cuales son los valores por los cuales vale la pena vivir. Es necesario crearles hábitos que luego les permitan el auto control, decir la verdad, considerar a los demás como iguales, reconocer la alegría y el dolor frente al comportamiento humano... son "costumbres del corazón" que luego permiten desarrollar racionalmente valores.

Los niños más grandes, de segundo ciclo básico, se encuentran en una transición en su razonamiento moral. Están en un conflicto moral respecto de sus amigos, familia y otras personas o grupos pequeños cercanos a ellos.

Es muy probable que frente a una situación problemática un niño más pequeño estaría asustado y con ganas de llorar frente a una posible sanción. Un niño más grande estará pensando si es justo un determinado castigo, o bien, si ha traicionado la confianza o la lealtad que le debe al amigo o al grupo.

Un adolescente de educación media o secundaria enfrenta los problemas de manera diferente. Incorpora al grupo de referencia al cual pertenece, su interés se centra en las normas o derechos de su grupo. En los últimos años de secundaria el adolescente está interesado en las dimensiones genéricas de la moralidad, en particular en las nociones de justicia, hasta llegar casi a la obsesión. Los adolescentes son capaces de pensar en abstracto, por tanto los temas morales se deben plantear desde una perspectiva abstracta. En los últimos años de secundaria pueden reconocer que lo que esta bien para una sociedad no lo es para otra.

Considerando que los problemas morales se ven en forma distinta desde la perspectiva de los alumnos dependiendo de la etapa de desarrollo en que se encuentra, a modo de ejemplo, se recomienda a los educadores:

¸ planificar experiencias educativas acorde a la edad o etapa de desarrollo.

¸ analizar conflictos morales considerando su capacidad de abstracción vinculada al estadio de desarrollo

¸ fomentar el crecimiento: pasar del actual estadio de desarrollo al siguiente.

¸ ofrecer un ambiente o clima adecuado, en la sala o Colegio, que asegure un desarrollo moral progresivo.

El profesor debe crear condiciones, primordialmente en el ámbito de la sala de clases, que promuevan el desarrollo moral del alumno con el objetivo de:

¸ Ampliar la conciencia moral

¸ Desarrollar un razonamiento moral más adecuado

¸ Incidir en la conducta moral.

3.3. - LOS VALORES DEHONIANOS EN NUESTROS COLEGIOS.

En un ambiente de profundos cambios culturales como los que vivimos, el mundo se ha secularizado con las consecuencias ya descritas. Frente al relativismo moral, al pesimismo y al desencanto, los educadores cristianos queremos dar respuesta a esta nueva situación mostrando a Jesús y el proyecto del Reino como un fundamento de sentido y realización personal.

Se hace urgente generar nuevos espacios para que la comunidad escolar pueda encontrarse con Jesucristo y descubrirlo como sentido y modelo de su vida.

No somos un Colegio cualquiera, no pretendemos preparar sólo "buenas personas"; nuestra responsabilidad va mucho mas allá, debemos formar profetas del amor y artesanos de la reconciliación de los hombres a través de Cristo.

Para la escuela de inspiración Dehoniana será fundamental centrar la formación humana y social de nuestros educandos a partir de nuestra particular forma de mirar el mundo y situarse ante él, centrada en la formación integral de la persona donde son claves los valores de la libertad, la responsabilidad, la justicia, la participación, el espíritu de servicio, la verdad y el Amor, respetando las capacidades o talentos dados por Dios a cada persona individualmente o como miembro de una comunidad humana.

Esta formación tiene como fin preparar a nuestros alumnos para cumplir la misión de transformar el medio donde están insertos, anunciando y tratando de hacer realidad el Reino de Dios.

3.3.1. - PROPUESTA VALÓRICA DEHONIANA.

De la lectura que hemos hecho de la espiritualidad dehoniana, se derivan un conjunto o familia de valores en torno al Proyecto fundamental del Corazón de Jesús: el reinado de Dios en las personas, las sociedades y la creación entera.

El significado profundo de esta familia o constelación de valores, sólo lo podemos encontrar en las fuentes de nuestra espiritualidad. Formar hombres y mujeres de corazón nuevo para construir un mundo nuevo.

A continuación presentaremos la propuesta de valores en el marco de fe, amor y esperanza que muestran el horizonte cristiano de la formación en valores.

Estos valores, emanados de nuestra espiritualidad, son la base de los proyectos educativos de los colegios dehonianos en Chile.

Sin embargo, debemos aclarar que, aunque existe una comunión de valores en nuestros Colegios, éstos se concretizan con diversos énfasis atendiendo a las realidades comunitarias en que se encuentran insertos. Es diferente la manera de vivir la solidaridad o la sencillez en un ambiente urbano o en uno rural, en un medio pobre o en uno acomodado.

Propuesta De Una 'Familia' De Valores Dehonianos.

Una persona con un "nuevo corazón", busca equilibrar su desarrollo personal con el desarrollo social y ecológico. Sólo se puede transformar este mundo si se transforman los corazones.

Como artesanos de la reconciliación y profetas del amor, reconocer con SENCILLEZ y humildad la propia fragilidad, nos permite acoger y aceptar las fragilidades de los demás. Podremos construir una vida más humana y humanizadora en la medida que salgamos al encuentro del otro, perdonemos, compartamos y sirvamos con gratuidad.

En la búsqueda de la unidad, tenemos el gran desafío de afrontar nuestras incoherencias, divergencias y tensiones para lograr armonizarnos y armonizar nuestras diversidades.

Formar "hombres y mujeres de corazón nuevo", que integren armónicamente pensamientos, sentimientos y voluntad en el desarrollo de su autonomía moral, exige gran apertura y DISPONIBILIDAD, tanto de los educadores como de los jóvenes.

La formación de las conciencias -es decir, de los corazones- conlleva una exigencia de interioridad, de transparencia, LEALTAD, verdad y AUTENTICIDAD. Exige una valoración recíproca que permita establecer relaciones fieles y profundas, básicas para formar una comunidad fraterna.

El profundo anhelo de COMUNIÓN, sólo puede hacerse realidad si se fundamenta en el diálogo responsable, la PARTICIPACIÓN COMPROMETIDA, la tolerancia y la aceptación de la diversidad.

La gran meta que pretendemos cumplir es la Evangelización de la Cultura mediante la formación de agentes para el cambio social. No olvidemos que para el P. Dehon un objetivo fundamental de la educación era formar a la juventud en función de dar solución a lo que llamaba en su época "el mal social". En esa lógica, se hace ineludible para nuestros colegios formar agentes dinamizadores de la sociedad, imbuidos de la justicia y el amor. Hombres y mujeres de espíritu crítico, GENEROSOS y SOLIDARIOS, que puedan reencantarse con la gran utopía del Reino y que sepan traducirla en pequeñas utopías. De esta manera podremos recobrar los referentes colectivos que nos ayuden a construir un consenso de valores dentro de nuestras comunidades educativas.

3.3.2. - FORMACIÓN DE AGENTES PARA EL CAMBIO SOCIAL.

La formación de agentes de cambio está inspirada, por una parte, en el carisma social del Padre León Dehon y, por otra, en los Documentos de Medellín y de Puebla. (Cf. D.P. 1033).

Precisamente hoy en día, donde se destacan tanto los criterios y las actitudes de competencia despiadada, de arrogancia y de arribismo que dejan a tantos desvalidos a la orilla del camino, hacen falta hombres y mujeres con corazones solidarios. La mentalidad y las actitudes de servicio muestran un camino de alternativa, ya que permiten la construcción de una sociedad más equitativa, más justa y más solidaria. Y esto es precisamente lo que P. Dehon proponía: "establecer el Reino del Sagrado Corazón en las almas y en las sociedades". Todo cristiano, y con mayor razón todo discípulo del P. Dehon, debe sentir el llamado a entregar sus energías y sus capacidades a la construcción de esa "civilización del amor" de la cual nos habló Pablo VI cuando afirma: "el educador católico está comprometido en último término en la tarea de formar personas que hagan realidad la 'civilización del amor'".

De esta manera, formar agentes de cambio significa que:

¸ Nos proponemos formar personas activas en la sociedad, capaces de ver los desafíos y de proponer soluciones creativas y audaces para fomentar el bien de la sociedad. El objetivo de la formación es servir a la construcción del Reino.

¸ Consiste en formar líderes, capaces de transformar lo que no concuerda con el amor, la justicia y la verdad evangélicas y construir un mundo más humano y más justo. Son líderes los que ponen sus capacidades al servicio del país.

¸ Requiere como medios una visión crítica de la sociedad y criterios claros de transformación mediante el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia. Hacen falta cristianos que sepan dar "razón de su esperanza",

¸ En la práctica se expresa en la solidaridad; tomar partido por el más necesitado y el excluido.

¸ Para realizarse dentro de los márgenes del Evangelio y del carisma dehoniano, es preciso evitar ideologizaciones, proyectos de violencia y criterios discriminatorios. No hay que olvidar que para el cristiano el poder se ejerce en una actitud de servicio para promover el bien común.

3.4. - COHERENCIA Y TESTIMONIO VALÓRICO EN EL COLEGIO.

Es de vital importancia un ambiente apropiado para la formación moral. Para ello:

¸ La propuesta de valores debe ser clara y positiva.

¸ Tiene que existir la posibilidad de "entrenamiento en los valores", es decir, posibilidad de alcanzar logros mediante metas alcanzables y progresivas.

¸ Contar con personas atrayentes de un alto nivel ético, que les muestren valores y actitudes asimilables.

¸ Generar un clima cálido de confianza, comprensión, ayuda y corrección fraterna.

¸ Generar espacios para emprender nuevas acciones para el aprendizaje de valores.

En general se puede decir que se necesita congruencia en tres ámbitos:

a. Coherencia y testimonio de los docentes y demás trabajadores.

Se educa a través del testimonio. El testimonio es el modo más exigente de enseñar, porque el testigo empeña toda su vida y persona en el mensaje que transmite.

b. Coherencia y testimonio en las estructuras y en las pautas o normas de funcionamiento, participación y convivencia. En la transmisión de los valores, el ambiente ético es fundamental para que haya credibilidad en el mensaje.

c. Coherencia y testimonio de esos valores y actitudes en el ámbito familiar. La familia no puede dejar la tarea en manos del Colegio.

3.5. - LA COMUNIDAD EDUCATIVA DEHONIANA.

La escuela, por su naturaleza, forma una entidad educativa que comprende a los alumnos, a sus educadores (Directivos, Docentes, Administrativos y Auxiliares) y a sus padres.

Para que esta entidad se convierta en una Comunidad Educativa es preciso que existan:

¸ Una mística propia, una utopía compartida por todos.

¸ Un Proyecto Educativo, confeccionado por todos.

¸ Un conjunto de mecanismos de participación y corresponsabilidad.

¸ Un sistema de canales de comunicación.

¸ Estructuras de equidad.

¸ Gestos concretos de solidaridad interna y externa.

Pueden distinguirse diferentes niveles de comunidad:

¸ Un nivel educativo: cooperación mutua en la acción educativa.

¸ Un nivel pastoral: ser comunidad de fe (evangelizadora), de oración (litúrgica) y de servicio.

¸ Un nivel organizativo: participación en la toma de decisiones.

Nuestros colegios se han propuesto ser comunidades educativas, se han organizado para este fin, han vivido por largos años la experiencia, y también han experimentado las dificultades, especialmente en el terreno de la participación.

La participación en la comunidad educativa se entiende en el marco de la comunión. La formación de la personalidad y la transmisión de valores se dan únicamente en las relaciones interpersonales del diálogo, del compartir y de la búsqueda en común.

Para construir una comunidad educativa se requiere:

¸ Diálogo constante animado por la caridad.

¸ Despojarse de posturas que imposibilitan el diálogo; salir de las propias trincheras; olvidar prejuicios y estereotipos.

¸ Fomentar las relaciones humanas cordiales: basadas en la cordialidad, la transparencia y la lealtad.

¸ Participación y corresponsabilidad activa y entusiasta, desde el discernimiento hasta la concreción del proyecto comunitario.

¸ Multiplicar los espacios de encuentro y de diálogo.

3.6. - LA FAMILIA EN UN COLEGIO DEHONIANO.

Los valores surgen del intercambio social, donde los adultos tienen gran responsabilidad de transmitir y de testimoniar en forma coherente, ante las niñas y jóvenes, actitudes que expresan un valor. Estas actitudes, que en conjunto representan un valor, regulan por cierto la interacción social, puesto que respetan ciertas normas o reglas definidas culturalmente.

La familia debería ser el primer modelo de valores que recibe la persona. Sin embargo, la familia ha sido desplazada por los "mass media" que se han constituido en el primer agente socializador y transmisor de valores.

La primera condición para que un Colegio pueda formar en valores, es la cooperación activa de la familia. Incluso, el mejor educador y el mejor colegio se ven impotentes cuando topan con la indiferencia o desinterés de la familia. Al inscribir a su hijo(a), los padres y apoderados no abdican de su tarea educadora, sino que se comprometen a asumir esa tarea suya según el ambiente, el espíritu o, por decirlo así, la mística del colegio. De lo contrario, ellos convierten el establecimiento en una empresa de servicios académicos, y se marginan de las mayores riquezas que se les quiere brindar para apoyar la educación de sus hijos.

Por nuestra parte, la escuela recibe con calidez a la familia, incorporándola a su propia labor. Actualmente rebrota con fuerza la necesidad de formar a la familia en valores, pues ella también ha asumido las características de la sociedad donde se desenvuelve.

3.7. - LOS EDUCADORES DEHONIANOS.

Los profesores y demás trabajadores también tienen el compromiso de encarnar los ideales y valores del colegio, lo que más profundamente educa es el buen ambiente. La atmósfera positiva y familiar de la escuela, su estilo de convivencia.

Todos sabemos que los valores y las actitudes no se transmiten principalmente por el camino de la razón y de los argumentos, sino por lo que se solía llamar el ejemplo, hoy en día preferimos hablar de testimonio. Sobre todo en la sociedad actual donde estamos expuestos a un bombardeo constante de palabras y más palabras, y donde por eso nuestros jóvenes caen en el escepticismo y en el desinterés.

Para un educador dehoniano, educar en valores es formar el corazón de cada niño, niña o joven según el Corazón de Jesús. Un educador debe hacerse amar por los jóvenes y entender sus códigos para entrar en su mundo sin perder de vista su misión de educador.

Todos sentimos el atractivo de una persona que vemos como coherente, auténtica y derecha. Personas así, que tienen sus convicciones y viven conforme a éstas, recogen nuestra admiración, aunque no necesariamente compartamos su visión de la vida y del mundo. Ya los antiguos romanos decían: "las palabras vuelan, los ejemplos atraen".

En este sentido los profesores, en particular los profesores jefes (tutores), quienes están más cerca de los alumnos(as), son los que deben tener un protagonismo en el desarrollo moral de los niños(as) y jóvenes.

Se hace, entonces, imprescindible, otorgar a los profesores de nuestros colegios y escuelas, todas las posibilidades de interiorizarse en la espiritualidad del padre León Dehon, de modo que sean testimonio vivo de este camino de fe porque ellos mismos lo valoran como atractivo y lo asumen en su vida personal. Así, al llamado de la Iglesia en el sentido de que los educadores cristianos realicen en sí mismos la síntesis fe - cultura y vida, nosotros agregamos este particular nuestro: los profesores y trabajadores de nuestros establecimientos educacionales podrán generar en nuestros alumnos una auténtica adhesión a la espiritualidad dehoniana porque ellos mismos, en su interior, ya la han realizado.

Para esto, debemos insistir en la formación permanente de nuestros profesores y demás trabajadores de nuestros colegios y escuelas, a través de cursos sistemáticos, de materiales de lectura y cualquier otro método que nos parezca conveniente, incluyendo, por supuesto, todos los canales de comunicación que nos provee la tecnología moderna.

3.8. - RASGOS PARA ESBOZAR EL PERFIL DEL JOVEN DEHONIANO:

En este nuevo contexto de cultura juvenil que se nos presenta, queremos formar jóvenes que:

a. Frente a la mentalidad individualista, quieran reconstruir el espacio colectivo desde la afirmación de sus identidades parciales, sintiéndose integrados a la sociedad civil que se hace parte de la vida del otro, que tiene derechos ciudadanos y responsabilidades frente a los más pobres. Se hacen presente de acuerdo a sus intereses y posibilidades en la vida de su país, ciudad o comunidad con sus aportes y sus ideas. Este desafío es particularmente importante en Chile, donde la sociedad civil es incipiente.

b. Frente a la mentalidad hedonista, sean capaces de plantearse y construir proyectos de largo plazo, basados en lo que ellos o ellas son y en el aporte que desean hacer al mundo en que les tocó vivir. Para ello deben lograr una fuerte autoestima y conocimiento y conocer claramente sus fortalezas y debilidades. En otras palabras, que puedan recuperar o reapropiarse del futuro. La recuperación del sentido utópico ayuda a esperar más allá de todas las contradicciones e incluso le puede dar sentido al fracaso.

c. Frente a la mentalidad consumista, que estén conscientes de la realidad mundial, críticos al mercado, exigentes de la igualdad de oportunidades y listos a proponer nuevos caminos para pasar de una economía de crecimiento ilimitado a una de lo suficiente para todos. Los jóvenes deben aprender a construir su identidad de otra forma a la que ofrece el mercado. La propuesta de Jesús los anima al testimonio de una vida sencilla que promueve la lógica de la inclusión antes que de la exclusión.

d. Frente a la mentalidad de éxito y pragmática, que transmitan la esperanza, que toleren las derrotas con una confianza inquebrantable en Dios: Él es el único absoluto, todo lo demás es relativo. La esperanza y el optimismo nos animan a asumir riesgos en este mundo que cambia rápidamente. La esperanza nos enseña a asumir los fracasos y a descubrir lo positivo y salvífico en todo acontecimiento. En definitiva, jóvenes con una personalidad resciliente.

e. Ante la visión de la vida como espectáculo, que revaloricen la profundidad de la vida cotidiana, afirmando la fuerza de su realidad. Abriendo un espacio de encuentro y realización sin luces de colores, sin escenarios ni cámaras, pero verdadero. No se pueden contentar con ser meros espectadores pasivos, sino que deben recuperar protagonismo y acción en su espacio.

f. Ante el "síndrome de la lata profunda", que tenga sentido del humor y ganas de vivir. La sociedad consumista celebra exageradamente el éxito y la realización personal. Para esta sociedad, la dignidad de la persona consiste en la eficacia económica y en la independencia individual. Está ausente la dimensión solidaria. Nos hace falta la actitud que sepa aceptar y valorar en su justa medida el fracaso y las desilusiones que son partes inevitables de la vida de cada persona.

g. Ante la valoración de la subjetividad y del sentimiento, integren sentimiento, pensamiento y voluntad. Abrirse a la subjetividad de los otros, aceptando el desafío de construir sentidos comunes, significados y significantes compartidos. Que cada uno se entienda 'en-relación'. Que se hagan capaces de discernir entre sensaciones, emociones y sentimientos; haciendo de ellos un elemento vehiculador de la comunicación para el enriquecimiento mutuo.

h. Ante la tolerancia y permisividad crecientes, que articulen la tolerancia a lo diverso y a los diversos con las certezas personales para construir un espacio de encuentro y convivencia. Se trata de hombres y mujeres que acepten la diversidad sin diluir las certezas que inspiran sus proyectos personales de vida.

i. Ante la disociación entre ética privada y social, que integren y armonicen su ética personal con la ética socio-cósmica. Que los valores que inspiran y rigen al individuo en función del bien humano, coincidan con los que se proponen para la vida colectiva y cósmica. El ser humano, como 'ser-en-relación', encuentra su realización en la convivencia fraterna, respetuosa y dialogal, no sólo con otros, sino también con la naturaleza.

Finalmente, las transformaciones sociales no pueden ser sólo estructurales, es necesario transformar también las subjetividades personales y colectivas. Las transformaciones comienzan en los grupos y comunidades interesadas en esos cambios. En los grupos se transforman las personas, sus prácticas y sus relaciones con el entorno. Desde estos pequeños cambios podemos comenzar a cambiar espacios más amplios de nuestra sociedad.

Santiago, 22 de junio de 2001.

Hno. Jorge Torres Santibáñez s.c.j.

Varias preguntas y respuestas se sucedieron, alguna de ellas de tal calado teológico que obligaron al ponente a diferenciar claramente sobre los varios sentidos de la utopía.