Dear Brothers and Sisters,
At 1:40 a.m this morning I welcomed with indescribable joy the news of the freeing of Fr. Giuseppe Pierantoni. At 2:20 a.m., our confreres in the Philippines confirmed the news after the president of the nation, Gloria Macapagal-Arroyo, announced it officially via the national radio and television networks. At 4:10 a.m., another communication reaffirmed all we had heard and added that Fr. Giuseppe had been seen by some friends of our missionaries and that he was on the way to Manila. Upon his arrival there, according to the usual practice in such cases, he was lodged at the Italian embassy, where he will stay untill this morning, after which he will be able to return to our community in Quezon City. There will be a meeting with all our Philippine missionaries and they will make the decisions connected with his travel to Italy together with one of our missionaries.
I was able to talk to him directly about 8 a.m. Rome time. Fr. Beppe is in good health. His captivity, according to him, was "a great grace" which enabled him to live in intense union with the congregation and for the congregation despite the tensions, displacement, and precarious living conditions. At certain times he was in danger of death and felt in his being a total helplessness and insecurity about his future. Yet the Lord gave him an incredible serenity.
Despite the scarcity of food and the need to live rather provisionally this past six months, he feels that his health has improved.
He is grateful for the concern, the prayer and the anxiety experienced by the congregation (especially by the Philippine missionaries), by his family, and by many members and communities in the church, which obtained this grace from the Lord; he is also grateful to the governments and institutions which obtained his freedom.
He does not know how to add anything more except to say: "THANKS BE TO GOD AND TO MY CONFRERES."
The kidnapping of Fr. Giuseppe Pierantoni lasted 172 days and was felt by the entire congregation. The widespread diffusion of the news through the media led to his family and the congregation being the center of attention and receiving solidarity from many people. For us it was a time of uncertainty and sorrow. Yet, it was a footprint of God in our history. We prayed, reflected, and dialoged a great deal. Communities, friendly religious, Christian faithful whom we served showed us great appreciation and spiritual support for our SCJ vocation. All this led to a deepening of the meaning of missionary life in the spirituality of Fr. Dehon who sent us to those who are apart, in difficult places, where there is not much human gratification, where others do not want to work, and where "sometimes people die young". To learn in practice the worth of such words is undeniable visit by God to our congregation.
The freeing of Fr. Beppe took place on the Solemnity of the Annunciation of the Lord. For us this is an annunciation of great joy, something that once again has allowed us to experience the merciful love of God and the gratuity of His call to which, like Mary, we desire to respond with the total availability of the "Here I am" Ecce Ancilla, Ecce Venio.
As sons of Fr. Dehon and sustained by the awareness and spirit of "We, the Congregation: In Service to the Mission" and as the "Dehonian Family" let us live and pray the "Here I am" of Jesus and Mary. "Yes, we are here as servants of the Lord, to do his will which is the building of the Kingdom in persons and societies."
Today, our heart is filled with joy and gratitude particularly toward the Lord who has helped our brother with tenderness and set him free.
Let us rejoice over the return of Fr. Beppe, safe and sound, at the same moment that we look to the Easter season which refreshes, which gives us rest, which permits restoration of our strength, which testifies to the one who lives, and let us celebrate the marvels of God.
Fr. Virginio D. Bressanelli, SCJ
Superior General
Roma, 08.04.2002
Prot. N. 98/2002
EL P. BEPPE FUE LIBERADO, ¡ALELUYA!
Queridos hermanos y hermanas:
Con indecible alegría a las 01.40 horas de esta mañana recibí la primera noticia de la liberación del p. Giuseppe Pierantoni. A las 02.20 horas nuestros cohermanos de Filipinas confirmaron la noticia después que la Presidente de la República, Gloria Macapagal-Arroyo, diese el anuncio oficial por las cadenas de radio y televisión del país. A las 04.10 horas otra comunicación reafirmaba todo lo anterior, agregando que el p. Giuseppe había sido visto por algunos amigos de nuestros misioneros y que estaba en viaje hacia Manila. Al llegar allí, luego de las prácticas habituales en tales casos, fue alojado en la Embajada de Italia, donde permanecerá hasta mañana, cuando podrá integrarse de nuevo a nuestra Comunidad de Quezón City. Aquí donde se reunirán, a partir de hoy, todos nuestros cohermanos de Filipinas y decidirán la venida del p. Pierantoni a Italia, acompañado por alguno de nuestros religiosos.
Yo me pude comunicar con él, directamente, a las 08.00 horas de Roma. El p. Beppe está muy bien de salud. El tiempo de cautiverio, dice, ha sido para él una "gran gracia" que, a pesar de las tensiones, desplazamientos y precariedades, pudo vivir en intensa unión con la Congregación y por la Congregación. En distintos momentos corrió peligro de muerte y sintió, en su propia carne, la debilidad y la inseguridad de su futuro; pero el Señor le donó una increíble serenidad.
A pesar de la escasez de comida y de tener que vivir muy provisoriamente por casi seis meses, en contacto con la naturaleza, siente que su salud se ha fortalecido.
Agradece la preocupación, la oración y los desvelos de la Congregación (particularmente de los misioneros de Filipinas), de su familia y de muchos miembros y comunidades eclesiales que ciertamente le obtuvieron esta gracia del Señor; como también de los Gobiernos e Instituciones que han logrado su liberación.
Él mismo no sabe por ahora agregar otra cosa que una sola palabra, y en mayúscula, "GRACIAS AL SEÑOR Y A LOS HERMANOS".
El secuestro del p. Giuseppe Pierantoni ha marcado por 172 días a toda la Familia Dehoniana. La amplia difusión que el hecho tuvo a través de los medios de comunicación social, hizo que su familia y la Congregación estuviéramos al centro de la atención solidaria de mucha gente. Para nosotros fueron días de inseguridad y de dolor. Pero también ha sido un verdadero paso de Dios por nuestra historia. Hemos orado, reflexionado, dialogado mucho. Las comunidades religiosas amigas, y los fieles cristianos a quienes servimos, nos demostraron un gran aprecio, y un sostén espiritual muy fuerte en nuestra vocación dehoniana. Eso nos ha hecho ahondar el sentido de la vida misionera desde la espiritualidad del p. Dehon, que nos envía hacia los que están lejos, en lugares difíciles, donde no hay muchas gratificaciones humanas, donde otros no quisieran ir, y donde "a veces se muere joven". Todo eso con el deseo de ser fieles al Espíritu, que nos conduce a compartir el amor de Aquel que hizo de su vida un don total para sus hermanos los hombres. Descubrir en la práctica el peso y el valor de estas palabras es una innegable visita de Dios a nuestra Congregación.
La liberación del p. Beppe acontece en el día de la Solemnidad de la Anunciación del Señor. Para nosotros es un anuncio lleno de gozo, que nos hace experimentar una vez más el amor misericordioso del Señor y la gratuidad de su llamado, al que, como María, queremos responder en la disponibilidad total del "Heme Aquí" - "Ecce Ancilla" - "Ecce Venio".
Como hijos del p. Dehon, reforzados en la conciencia y el espíritu del "Nosotros Congregación al servicio de la Misión", y como "Familia Dehoniana", hagamos hoy oración y vida el "Heme Aquí" de Jesús y de María. "Sí, henos aquí como servidores del Señor, para hacer su voluntad, que es la construcción del Reino en las personas y en las sociedades".
Hoy nuestro corazón desborda de alegría y de agradecimiento, sobre todo al Señor, que ha asistido con ternura a nuestro hermano y lo ha liberado.
Festejamos la vuelta del p. Beppe, sano y salvo, a la vez que le deseamos un tiempo pascual restaurador, que le permita descansar, recuperar fuerzas, testimoniar lo que vivió y celebrar las maravillas de Dios.
P. Virginio D. Bressanelli, scj
Superior general
Rome, le 8 avril 2002
Prot. N. 98/2002
LE PERE JOSEPH A ETE LIBERE : ALLELUIA !
Chers Frères et Soeurs,
Avec une joie indicible, à 1h40 ce matin j'ai reçu la première nouvelle de la libération du Père Joseph Pierantoni. A 2h20 nos Confrères des Philippines confirmaient la nouvelle, après que la Présidente de la République, Gloria Macapagal-Arroyo, eût donné l'annonce officielle pour les chaînes de radio et de télévision du pays. A 4h10 une autre communication authentifiait tout ce qui précède, ajoutant que le Père Joseph avait été vu par quelques amis de nos missionnaires et qu'il était en route pour Manille. A son arrivée dans cette ville, après les pratiques habituelles dans de telles situations, il est allé loger à l'Ambassade d'Italie, où il restera jusqu'à demain. Il pourra rejoindre de nouveau notre Communauté de Quezón City. C'est là que se retrouveront, dès aujourd'hui, tous nos Confrères des Philippines, pour décider de la venue du Père Pierantoni en Italie, accompagné de l'un de nos religieux.
J'ai pu parler avec lui, directement, à 8h00 (heure de Rome). Le Père Joseph est en très bonne santé. Ce temps de captivité, selon ses propres paroles, a été pour lui une « grande grâce » : en dépit des tensions, des déplacements et des conditions précaires, il a pu le vivre en intense communion avec la Congrégation et pour elle. Plusieurs fois il a été en danger de mort ; dans sa propre chair il a éprouvé la faiblesse, l'incertitude de son avenir. Mais le Seigneur lui a fait la grâce d'une incroyable sérénité.
Bien qu'il ait connu la pénurie de nourriture et qu'il ait dû vivre de façon très précaire pendant presque six mois, au contact avec la nature, il sent que sa santé s'est fortifiée.
Il remercie pour la sollicitude, la prière et les soucis portés par la Congrégation (en particulier par les missionnaires des Philippines), par sa famille, et tant de personnes et de communautés d'Eglise qui assurément lui ont obtenu cette grâce du Seigneur. Comme aussi les Gouvernements et les Institutions qui ont obtenu cette libération.
Lui-même, pour l'instant, il ne sait prononcer qu'une seule parole, et en majuscules : « MERCI AU SEIGNEUR ET AUX FRERES ».
L'enlèvement du Père Joseph Pierantoni a été vivement ressenti, pendant 172 jours, au sein de toute la Famille Dehonienne. Grâce à la très large diffusion que l'événement a reçue à travers les moyens de communication sociale, sa famille et la Congrégation ont été au cœur de l'attention solidaire et de l'épreuve. Mais cela a été aussi un authentique passage de Dieu dans notre histoire. Nous avons prié, nous avons réfléchi, nous avons beaucoup dialogué. Les communautés religieuses amies, les chrétiens au service de qui nous sommes, nous ont manifesté une profonde sympathie et un appui spirituel très fort dans notre vocation dehonienne. Cela nous a permis d'approfondir le sens de la vie missionnaire à partir de la spiritualité du Père Dehon, qui nous envoie vers ceux qui sont loin, en des postes difficiles, là où il n'y a pas beaucoup de gratification humaine, où d'autres ne désireraient pas aller, là où « parfois on meurt jeune ». Et cela, pour vivre en fidélité à l'Esprit notre désir de communier à l'amour de Celui qui a donné sa vie pour tous ses frères humains Découvrir dans la pratique la portée et la valeur de telles paroles est une indiscutable visite que Dieu fait à notre Congrégation.
La libération du Père Joseph a lieu le jour de la Solennité de l'Annonciation du Seigneur. Pour nous c'est une annonce pleine de joie, qui une fois de plus nous donne de faire l'expérience de l'amour miséricordieux du Seigneur et la gratuité de son appel, auquel comme Marie nous désirons répondre dans la disponibilité totale du « Me voici », « Voici, je suis la Servante », « Voici, je viens ».
Fils du Père Dehon, renouvelés dans la conscience et dans l'esprit du « Nous, Congrégation au service de la Mission », et comme « Famille Dehonienne », faisons passer dans notre prière et dans notre vie le « Me voici » de Jésus et de Marie. « Oui, nous voici comme des serviteurs du Seigneur, pour faire sa volonté, qui est la construction du Royaume dans les personnes et dans les sociétés ».
Aujourd'hui notre cœur est comblé de joie et de reconnaissance, et avant tout envers le Seigneur, qui avec tendresse a protégé notre frère et l'a libéré.
Nous fêtons le retour du Père Joseph, sain et sauf, et en même temps nous lui souhaitons un temps pascal restaurateur, qui lui permette de se reposer, de retrouver ses forces, de témoigner de ce qu'il a vécu, et de célébrer les merveilles de Dieu.
P. Virginio D. Bressanelli, scj
Supérieur général
Roma, 08.04.2002
Prot. N. 98/2002
P. BEPPE È STATO LIBERATO, ALLELUIA!
Cari fratelli e sorelle,
con indicibile gioia alle ore 01.40 di questa mattina ho ricevuto la prima notizia della liberazione di p. Giuseppe Pierantoni. Alle 02.20, ora italiana, i confratelli delle Filippine confermavano la notizia, dopo che il Presidente della Repubblica, Gloria Macapagal-Arroyo, aveva dato l'annuncio ufficiale alla radio e alla televisione del paese. Alle ore 04.10 un'altra comunicazione riaffermava la notizia, aggiungendo che il p. Giuseppe era stato visto da alcuni amici dei nostri missionari e che era in viaggio verso Manila. Arrivato in quella città, dopo aver espletato le pratiche abituali in tali casi, è stato alloggiato nell'Ambasciata d'Italia, dove rimarrà fino a domani, quando potrà rientrare nella nostra Comunità di Quezón City. Qui si riuniranno, a partire da oggi, tutti i nostri confratelli delle Filippine e decideranno la venuta di p. Pierantoni in Italia, accompagnato da qualcuno dei nostri religiosi.
Io ho potuto comunicare con lui, direttamente, alle 08.00, ora di Roma. P. Beppe sta molto bene di salute. Il tempo della prigionia, dice, è stato per lui una "grande grazia" che, nonostante le tensioni, gli spostamenti e la situazione di precarietà, ha potuto vivere in intensa unione con la Congregazione e per la Congregazione. In vari momenti ha corso pericolo di vita e ha sentito, nella propria carne, la debolezza e l'insicurezza del suo futuro; ma il Signore gli ha donato un'incredibile serenità.
Nonostante la scarsità di cibo e il dovere vivere in condizioni precarie per quasi sei mesi, a contatto con la natura, egli sente che la sua salute si è fortificata.
Ringrazia per le ansie, le preghiere e le veglie fatte nella Congregazione (particolarmente dai missionari delle Filippine), nella sua famiglia e da molti membri e comunità ecclesiali che certamente hanno ottenuto questa grazia dal Signore; come pure ringrazia per la mediazione dei Governi e delle Istituzioni che hanno ottenuto la sua liberazione.
Egli stesso non sa esprimere in questo momento quello che prova se non attraverso una sola espressione, pronunciata ad alta voce: "Grazie al Signore e ai fratelli".
Il sequestro di p. Giuseppe Pierantoni ha tenuto in sospeso per 172 giorni tutta la Congregazione. L'ampia diffusione che il fatto ha avuto, attraverso i mezzi di comunicazione sociale, ha posto la sua famiglia e la Congregazione al centro dell'attenzione solidale di molta gente. Per noi sono stati giorni di insicurezza e di dolore, ma insieme un segno di Dio nella nostra storia. Abbiamo pregato, riflettuto, dialogato molto. Le comunità religiose amiche e i fedeli cristiani che noi serviamo, ci hanno dimostrato una grande stima, e un sostegno spirituale molto forte nella nostra vocazione dehoniana. E questo ci ha fatto approfondire il senso della vita missionaria secondo la spiritualità di p. Dehon che ci manda a coloro che vivono lontano, in posti difficili, dove non ci sono molte gratificazioni umane, dove altri non vogliono andare, e dove "a volte si muore giovani". Tutto ciò nel desiderio di essere fedeli allo Spirito che ci manda a condividere l'amore di Colui che ha fatto della sua vita un dono totale per i suoi fratelli, gli uomini
Scoprire in pratica il senso e il valore di queste parole, è un'innegabile visita di Dio alla nostra Congregazione.
La liberazione di p. Beppe avviene nel giorno della Solennità dell'Annunciazione del Signore. Per noi è un annuncio pieno di gioia che ci fa sperimentare un'altra volta l'amore misericordioso del Signore e la gratuità della sua chiamata. Perciò, come María, vogliamo rispondere con la disponibilità totale dell'"Eccomi"-"Ecce Ancilla"-"Ecce Venio."
Come figli di p. Dehon, resi più coscienti e nello spirito del "Noi Congregazione a servizio della Missione", e come "Famiglia Dehoniana", facciamo nostro oggi l'"Eccomi" di Gesù e di María. "Sì, noi vogliamo essere i servitori del Signore, per fare la sua volontà, che è la costruzione del Regno nelle anime e nelle società".
Oggi il nostro cuore trabocca di gioia e di gratitudine, soprattutto verso il Signore che ha assistito con tenerezza il nostro fratello e lo ha liberato.
Festeggiamo il ritorno di p. Beppe, restituito a noi sano e salvo, e insieme gli auguriamo un tempo pasquale ristoratore che gli permetta di riposare, di recuperare forze, di testimoniare ciò che ha vissuto e di celebrare con gioia le meraviglie di Dio.
P. VIRGINIO D. BRESSANELLI, SCJ
Superiore generale