P. Valentín Peres Flores SCJ
EL PEREGRINO LEÓN DEHON
Commissione Generale pro Beatificazione di p. Dehon
Curia Generale SCJ
Roma - 2004
EL PEREGRINO LEÓN DEHON
Punto de Partida
«Toda la vida cristiana es como una gran peregrinación hacia la casa del Padre, del cual se descubre cada día su amor incondicionado por toda criatura humana, y en particular por el «hijo pródigo» (cf. Lc 15, 11-32). Esta peregrinación afecta a lo íntimo de la persona, prolongándose después a la comunidad creyente para alcanzar la humanidad entera… El sentido del ‛camino hacia el Padre' deberá llevar a todos a emprender, en la adhesión a Cristo Redentor del hombre, un camino de auténtica conversión»1). Con estas palabras, los cristianos de todas las épocas y de todos los lugares hemos sido, y somos, invitados a marchar hacia nuestros propios orígenes, a contemplar a nuestro Salvador, a volver a recorrer sus caminos. León Dehon escuchó esta invitación y entendió que su vida tenía que tener como objetivo hacer memoria de Aquel que pasó por nuestro mundo como Peregrino, que entra en la escena de la historia como «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6) y desciende de «junto a Dios» para hacerse «carne» (Jn 1,2.14) y recorrer los caminos del hombre. Nuestro peregrino protagonista experimenta en su propia persona que en la encarnación «es Dios quien viene en persona a hablar de sí al hombre y a mostrarle el camino por el cual es posible encontrarlo»2).
Las páginas que siguen a continuación sólo tienen una pretensión: „asomarnos” a la figura y a la persona de León Dehon desde su condición de hombre creyente, de „homo viator”, que entendió su vida como una continua peregrinación por los caminos de la vida, dejándose conducir por la voz del Espíritu, hasta alcanzar la casa del Padre.
Para redactar el texto que tienes en tus manos he compaginado la literalidad de las fuentes bibliográficas más „propias” de nuestro peregrino protagonista con, en algunas ocasiones, el lenguaje alegórico lo que me ha facilitado, eso espero, armonizar el lenguaje simbólico con la exactitud de la idea que se ha querido transmitir. Es un texto que no tiene ninguna pretensión de erudición. Lo único que se pretende con estas páginas es hacer más cercana la figura y la persona de León Dehon que tanto me cautiva.
1. Características de su peregrinación
Una vez hechas las aclaraciones pertinentes me puedo imaginar a León Dehon como a un experimentado peregrino, coronando una cumbre, particularmente escarpada, habiendo madrugado mucho ese día para evitar el bochorno y el castigo del sol. Lleva ya horas de esfuerzo, y años de entrega, en su exigente ascensión y prolongada peregrinación. Su cuerpo empieza a acusar el cansancio y la dureza del camino. En sus botas hay polvo de muchos paisajes, en sus pies hay cicatrices de muchos kilómetros recorridos, en sus manos hay ampollas de muchos esfuerzos realizados, en su mochila hay recuerdos de muchas experiencias vividas, en su rostro arrugas de muchos vientos recibidos, en sus ojos hay rastros de mucha experiencia acumulada y en su corazón posos de muchas melodías. Contemplando el paisaje que ofrece la cumbre recién ascendida, con la mirada perdida en el horizonte exclama: „Dios me ha creado, me ha dado una misión: conocerle, amarle y servirle. Él me prepara un salario infinito, Él mismo se me ha dado… éste es el principio de toda mi vida. Todo está ahí: vivir bajo la mirada de Dios, vivir bajo su mano, vivir como su hijo. Yo muchas veces me he desviado de este fin y de este deber. Señor, toma posesión de mí y reincorpórame plenamente a la verdadera senda”3). Nuestro veterano peregrino cuenta con casi 80 años, está al final de una jornada más de su camino (y en el ocaso de su vida), y anota en su inseparable „Cuaderno de viaje”4) las impresiones del sendero recorrido. En el crepúsculo de la jornada, de la vida y del camino, nuestro peregrino rememora, no sólo la jornada que está terminando, sino que revive toda su trayectoria vital. De la lectura de estas palabras, que acaba de escribir, y de hojear las muchas y muchas páginas que componen su „Cuaderno de viaje”, podemos extraer unas cuantos elementos que, a nuestro entender, caracterizan la vida y la peregrinación de nuestro protagonista:
► primero, su peregrinar y su vivir han pretendido ser siempre un «caminar según el Espíritu» (Ga 5,16). Por lo que ha buscado en la oración la luz que oriente sus pasos: „Señor, dirige mis pasos, hazme conocer tus caminos. Enséñame el camino por el que debo caminar”5);
► segundo, después de la experiencia que le dan los años vividos y el camino recorrido, puede mirar atrás y contemplar con serenidad el trayecto realizado con la satisfacción del deber cumplido: „no estoy apegado ya a la vida. «Deseo partir y estar con Cristo (Cf. Filp 1,23)»”6);
► tercero, para nuestro peregrino es muy importante no perder de vista el camino elegido, pues son muchos los atajos y numerosos los desvíos que „tientan” e intentan despistar al caminante: „No nos apeguemos a las cosas que pasan, vayamos derechos a la meta. «Voy a mi Padre» (Jn 16,28). Nuestro Señor durante toda su vida fue hacia su Padre, por sus pensamientos y por sus alabanzas íntimas…; por sus palabras…; y por sus acciones. Que nuestro espíritu esté siempre lleno de Dios, para no dar lugar a la distracción ni al amor propio”7);
► cuarto, nuestro peregrino sabe que por muy cerca que esté el final, no puede abandonar, en ningún momento, su condición de caminante ni cejar en la intensidad de su marcha de camino; al contrario, sabe que debe mantener decidido el paso y firme la mirada en el sendero emprendido: „«camino, verdad y vida» (Jn 14,6). Jesús es el camino, el modelo a seguir y la fuerza para seguirlo”8);
► quinto, la larga peregrinación ha ido dejando en nuestro peregrino una huella que caracteriza y fundamenta su caminar y su vivir: „quiero que toda mi respiración, todos los latidos de mi corazón, todos mis movimientos sean actos de amor, de reparación y de oración dirigidos al Sagrado Corazón”9);
► sexto, la meta hacia la que se dirige el itinerario de nuestro peregrino es, fundamentalmente, la tienda del encuentro personal con Dios y con su Palabra. Por eso resuena en su corazón de peregrino esta palabra: „Estate siempre atento a mi voz y a mi gracia. Aprende que soy manso y humilde de corazón. Sé como yo, humilde de corazón y dócil a la dirección de la gracia. Haz en cada instante lo que te dicte tu conciencia alumbrada por mi Espíritu. Si me dejas vivir en ti, tu vida estará iluminada, fortificada. Yo mismo seré tu luz, tu paz y tu fuerza”10).
En este ejercicio de recuerdo vital, nuestro peregrino es consciente de que el camino por él recorrido no es sólo geográfico y temporal (a pasar de los muchos lugares visitados y de los muchos años vividos) sino también y fundamentalmente es un profundo camino interior de fe. Por eso, nos imaginamos al peregrino León Dehon como a Abraham, el arameo errante, nómada, acuciado por el anhelo de la búsqueda de la voluntad de Dios, impulsado siempre por el ¿qué hacer?: „Señor, ¿qué quieres que haga?”11). Invitado a „salir de su tierra, de su patria y de la casa paterna” (Gn 12,1-4), parte sin regatear esfuerzos, sin esperar a confirmar la „promesa” y sin preocuparse del lugar al que tiene que llegar; se pone en camino, con fe y esperanza, hacia el horizonte que el Señor le va indicando a cada paso; porque, aunque no conoce de antemano el lugar del encuentro, ya que „salió sin saber a donde iba” (Hb 11,8), sí sabe que: „seguir la guía del Espíritu Santo, corresponder a las inspiraciones divinas, ésta ha de ser mi constante ocupación y toda mi vida. Mediante el Espíritu, el Corazón de Jesús me habla y me conduce”12). Peregrino inquieto y caminante perseverante hasta que al final de su éxodo se encuentre con el insondable misterio de Dios, descubriendo su rostro de amor y de misericordia: „¡Fiat!.. «el momento de mi partida es inminente. He combatido en el noble combate, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe (2 Tim 4,6-7)» mi carrera se acaba, es el crepúsculo de mi vida. He cometido infinidad de faltas, pero tengo confianza en la misericordia del Sagrado Corazón”13).
2. La experiencia del peregrino
Leyendo las anotaciones que el anciano peregrino León Dehon ha ido haciendo en su „Cuaderno de viaje” podemos admirarnos de los muchos santuarios y de la gran cantidad de „lugares santos” que visitó y a los que peregrinó y de los que conserva una indeleble impronta espiritual: „me gusta rehacer en espíritu las numerosas peregrinaciones que he hecho durante mi vida... Todos estos recuerdos me edifican, son como un sursum corda (un levantar el corazón), una peregrinación espiritual”14). Lo que no sorprende tanto, porque es una constante en la vida y en el caminar de este peregrino, es su apertura de espíritu que le hace estar atento para aprender y para dejarse impregnar por aquello que ve: „he viajado mucho, tal vez en esto he cometido algún exceso, sin embargo tenía siempre en cuenta que lo hacía para instruirme, para acrecentar mis conocimientos estéticos, geográficos, históricos…15) No he viajado… por turismo o por simple curiosidad”16).
Predomina por lo tanto en el peregrino León Dehon la disposición a verlo todo desde la óptica espiritual con la mirada de la fe: „Mis viajes han sido siempre un estudio y una peregrinación. Siempre tomaba notas. Y éstas después servían para edificarme o edificar a otros…17) (estos viajes servían además) para reafirmar mi fe”18)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote18sym%23sdfootnote18sym. Y si, en algún momento, la tentación del despiste, de la distracción o del mero turismo (es decir, pasar de largo por los distintos lugares, sin asimilar ni asumir cuanto se ve) aparecen en el horizonte de nuestro caminante, serán el mismo „sendero” y la propia determinación los que acrisolan al peregrino o se imponen al turista: „mi compañero (León Palustre) sólo hacía un viaje de turismo y de arqueología. Exteriormente me prestaba a sus deseos, pero en el fondo, un pensamiento más serio dominaba mi espíritu…. yo hacía la peregrinación a Tierra Santa… y durante mi camino… recé para llegar a la deseada meta del sacerdocio”19)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote19sym%23sdfootnote19sym.
Lo más llamativo del camino del peregrino León Dehon no son la gran cantidad de lugares visitados, ni los muchos kilómetros recorridos, ni tampoco las numerosas horas empleadas en ello, ni tan siquiera las considerables páginas que escribió al respecto; lo más sorprendente del caminante León Dehon son sus resueltos y persistentes pasos por el itinerario de su alma; pues esta ruta interior20)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote20sym%23sdfootnote20sym se convirtió en la peregrinación más larga, más intensa, más profunda y que más tiempo le llevó, ya que le supuso un perseverante camino de acercamiento al santuario de su ser más íntimo, donde descubrió la „mano”, la presencia, la compañía, la guía y la acción de la gracia del Espíritu, porque, „las personas que poseen una auténtica vida interior que se conducen por la luz del Espíritu de Dios… caminan a paso de gigante y vuelan, por así decirlo, por los senderos de la gracia”21)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote21sym%23sdfootnote21sym.
A medida que nuestro peregrino va recorriendo los senderos de la vida, en su interior se va haciendo evidente una certeza: la presencia del amor de Dios en su vida: „«mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí (Ga 2,20)». El Costado abierto y el Corazón traspasado del Salvador son para el Padre Dehon la expresión más evocatdora de un amor cuya presencia activa experimenta en su propia vida”22)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote22sym%23sdfootnote22sym. De su experiencia de fe y del sendero recorrido constata esta evidencia: que Dios „envió a su Hijo con la misión de encarnarse y hacerse visible entre los hombres, de vivir con ellos y de perdonarles sus pecados… Y le dio por misión enseñarnos el camino de la salvación, darnos ejemplos de vida,… rescatándonos con su pasión y muerte y purificándonos con su sangre: «no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que por su medio el mundo se salve (Jn 3,17)»”23).
3. Itinerario del peregrino
El camino recorrido por nuestro anciano peregrino León Dehon puede ser interpretado como una auténtica parábola de su vida. En su alegórico itinerario recorrido (partida, camino, visita al santuario y retorno) pueden verse reflejadas las etapas que son paradigma de lo podemos interpretar como su vida de fe:
a) La partida supone su decisión de avanzar hacia la meta y de alcanzar los objetivos espirituales de su vocación bautismal:
▪ en el corazón de León Dehon, como en Abraham, resuena la invitación del Señor: sal de tu tierra (Gn 12,1), de tu casa y ponte en camino. Esta invitación apremiante obliga a nuestro peregrino, como a los peregrinos de todas las épocas:
- a salir de sí mismo;
- a comenzar la aventura de la fe, que le compromete por entero;
- a reconocer que sus solas fuerzas no son suficientes para emprender el camino;
- a caminar con humildad;
- a poner su confianza en Aquel que le invita a salir y a ponerse en camino;
▪ sin invitación no hay ni peregrinación, ni camino, ni salida; por esta razón, nuestro peregrino presta especial atención a la „voz” de Dios: „Señor, he escuchado tu llamada… ilumíname, Señor. Hazme conocer el camino para seguirte. Dame la gracia de acercarme a ti”24)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote24sym%23sdfootnote24sym;
▪ una vez escuchada y aceptada la invitación, nuestro peregrino, se abandona a la voluntad de Dios; de ahí que busque la luz y siga el norte que dirige su caminar: „Señor, ¿qué quieres que haga? ¿qué quieres que piense? ¿qué quieres que diga? ¿cómo quieres que actúe? Muéstrame tus caminos. Ensancha mi corazón”25)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote25sym%23sdfootnote25sym.
b) El camino no está marcado ni decidido previamente sino que en cada recodo del sendero, nuestro caminante, debe prestar atención y estar alerta para saber leer e interpretar correctamente los hitos y señales que orientan su peregrinación:
▪ la confianza en el Señor es lo que caracteriza el caminar de nuestro peregrino „«Confía en el Señor… encomienda tu camino al Señor, confía en Él, y Él actuará» (Sal 36, 3-5)… Todo puede servirnos para llegar a Dios que es nuestro fin… Nosotros sólo debemos tender a Dios”26)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote26sym%23sdfootnote26sym;
▪ el camino de León Dehon está marcado por dos líneas maestras que dan sentido y orientan su peregrinar espiritual: unión y amor: „Mi vida debe resumirse en dos palabras: Unión habitual al Corazón de Jesús; vida de amor hacia Él”27)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote27sym%23sdfootnote27sym;
▪ para hacer frente al itinerario que tiene delante, nuestro peregrino, tiene que desterrar de sí el hombre viejo que le acompaña, debe abandonar Egipto; debe dejar que su camino vaya desgastando este hombre viejo para que surja dentro de sí el hombre nuevo, ilusionado, entregado, liberado por Cristo: „Jesús en el sepulcro nos invita a morir con Él y a convertirnos en hombre nuevos. Retirémonos en su Corazón, como en un sepulcro nuevo, para morir a los honores, a las riquezas a los placeres”28)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote28sym%23sdfootnote28sym. Un hombre nuevo que debe emprender el camino, sabiendo que: „Nos basta, Señor, con verte sin cesar para caminar derecho. Nos llamas al bien… nos alejas del mal… y ganas nuestros corazones… aumenta en mí esta vida sobrenatural en ti. Aumenta sobre todo mi amor”29)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote29sym%23sdfootnote29sym.
c) La visita al santuario invita a nuestro peregrino a la escucha de la Palabra de Dios y lo prepara para el encuentro con Él y lo predispone a la solidaridad con los hermanos:
▪ nuestro peregrino es consciente de que su camino es guiado por la fe y sostenido por la gracia, porque la peregrinación es „una vida a dos: Dios con nosotros y nosotros con Dios: «Vosotros en mí y yo en vosotros» (Jn 14,20)»… (teniendo esto presente) entraremos eficazmente en el camino que la gracia nos indicará”30)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote30sym%23sdfootnote30sym;
▪ a lo largo de su camino, León Dehon, necesita escuchar en el silencio cuanto le va sugiriendo el Espíritu, lo que le lleva a resumir la culminación de su peregrinación de la siguiente manera: „El Sagrado Corazón de Jesús, principio y objeto de nuestro amor, es toda la teología. Cristo ha amado, este es todo el símbolo, tu amarás a tu Dios, amarás al prójimo como a ti mismo, ahí está toda la moral. Dios es amor, nosotros creemos en el amor, he aquí todo el objeto de nuestra fe. Hacer las obras del amor, ahí está todo el cumplimiento de los preceptos”31)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote31sym%23sdfootnote31sym;
▪ la entrada en el santuario y la contemplación del Misterio lleva a León Dehon a sentirse verdaderamente solidario con las necesidades de sus contemporáneos, mostrándoles un camino de auténtica „liberación”, que pasa necesariamente por el espíritu de las bienaventuranzas, donde „Nuestro Señor ha resumido en ocho palabras todo su evangelio; es el pensamiento del Padre”32)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote32sym%23sdfootnote32sym.
d) Una vez finalizada la peregrinación y alcanzado el santuario, meta deseada, nuestro peregrino debe emprender el retorno. Él sabe que el haber llegado a la meta de la peregrinación, al santuario, lleva implícita una misión: recorrer el camino a la inversa para en toda ocasión ser testigo de la primacía del Reino y de la misericordia de Dios:
▪ el retorno implica necesariamente mantener la atención y la mirada fija en Aquel que es el origen y meta de la peregrinación: „evitemos ser sordos a la palabra de Jesús, a las llamadas de su gracia. Dejemos que el Corazón de Jesús posea nuestro corazón y derrame en él el amor que le plazca. Él puede y quiere encender en nosotros el fuego del amor; permitamos que su voluntad nos guíe”33)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote33sym%23sdfootnote33sym;
▪ el retorno, además, lleva a nuestro peregrino a imitar una serie de actitudes aprendidas del Maestro e interiorizadas a la largo del camino y que pueden servir de orientación a otros peregrinos. En el corazón de nuestro caminante resuena con mucha fuerza esta certeza: «venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y os daré descanso. Cargad con mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso»34)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote34sym%23sdfootnote34sym; por lo que podemos afirmar que las claves para hacer un buen retorno de la peregrinación, siendo testigo de lo que se ha visto y oído, pasa por: „dulzura y humildad, paciencia y caridad”35)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote35sym%23sdfootnote35sym;
▪ el retorno lleva a nuestro peregrino a tomar conciencia de que sólo Jesús puede ser imitado como modelo, ya que: „Jesús nos ha dado el ejemplo más perfecto de la vida de amor… de abandono y de conformidad con la voluntad divina. Él fue el primero que franqueó el camino del sacrificio haciéndolo asequible a todos sus verdaderos discípulos… ¿dónde encontraremos un corazón que haya amado con más generosidad, más pureza, perfección e intensidad que el Corazón de Jesús?”36)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote36sym%23sdfootnote36sym.
4. Utensilios y símbolos del peregrino
León Dehon recorrió muchos kilómetros para descubrir y dejarse conducir por la voz del Espíritu. Fueron muchas las fuentes de agua fresca que calmaron su sed, refrescaron sus doloridos pies y restablecieron sus gastadas energías. Como todo peregrino necesitó dotarse de una serie de materiales que le ayudaron a mantener un ritmo constante en su peregrinación. Veamos algunos de los símbolos y de los utensilios usados.
Camino
El Camino es el símbolo de la propia existencia del peregrino León Dehon, en él se expresa la múltiple variedad de acciones que conforman su vida: la partida y el regreso, la entrada y la salida, la subida y la bajada, el camino y el descanso. Su vida y su camino en algunas ocasiones son lisos, otras pedregosos. Unas veces es un camino recto, otras sinuoso e intrincado. Unas veces es luminoso, otras oscuro. El camino simboliza la búsqueda de la verdad, de la paz, de la voluntad de Dios. Implica avanzar, descubrir, arriesgarse. Para nuestro peregrino, „Jesús es el camino que lleva a su Padre celestial… ir a Jesús es el único medio para conseguir nuestro fin, puesto que sólo Él lleva a su Padre”37)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote37sym%23sdfootnote37sym. Es un camino (una vida) enmarcado(a) en el agradecimiento y en la disponibilidad: „Reconozco todos los días que el buen Dios me ha conducido siempre por el más grande bien de mi alma y me pongo por entero en las manos de su Providencia”38)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote38sym%23sdfootnote38sym.
Brújula
Para recorrer un camino tan complejo en el que es muy fácil perderse o extraviar la ruta, nuestro peregrino se sirve de una brújula segura, el amor: „Amor ardiente hacia el Sagrado Corazón. Es para mí el único camino por el que puedo andar con un poco de solidez. Las otras direcciones pueden convencer mi espíritu, pero no me asientan lo bastante fuerte. Es mi camino, es mi vocación”39)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote39sym%23sdfootnote39sym. Siguiendo ese norte permanente que señala su brújula puede transitar con entera confianza por el camino del amor, porque es „el camino más sencillo… El amor tiene un solo método: seguir el impulso de la gracia, que nos lleva a amar. Tiene una sola práctica: amar en todo tiempo, en todo lugar, en toda circunstancia… Tiene un solo motivo: amar porque Él ama. Un solo fin: amar para amar”40)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote40sym%23sdfootnote40sym.
Mapa
Nuestro peregrino sabe que sus pisadas no transcurren por un camino que surge a „la buena de Dios”, pues es consciente de que su sendero no es fruto de la casualidad, por lo que no puede ser indiferente recorrer un sendero u otro. El suyo no es un camino improvisado. Junto a la brújula que orienta sus pasos, nuestro peregrino, necesita un mapa que le ayude no sólo a no perderse, sino a caminar con paso seguro y firme. Para orientarse en el camino interior cuenta con el plano de la oblación: „Dios mío, tu me diste un cuerpo para sacrificarlo,… un corazón para amar…, una voluntad para entregarla”41)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote41sym%23sdfootnote41sym. Para no perderse en el horizonte de su peregrinación „exterior” cuenta con el auxilio cartográfico de la reparación42)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote42sym%23sdfootnote42sym, que le lleva a estar atento y preocupado por la dignidad perdida del hombre; manifestada de forma concreta en las carencias de techo, alimento, cultura y espíritu. Pero ¿qué pasa cuando nuestro peregrino descubre que se ha equivocado de camino o que sus pasos discurren por una vereda extraviada? ¿cómo interpretar de manera correcta el mapa que tiene desplegado delante de sus ojos? León Dehon sabe, por experiencia personal, que todo recorrido equivocado puede transformarse en el itinerario del regreso y del abrazo (Lc 15,11-32): „así actuamos nosotros (malgastamos la herencia) cuando nos alejamos de Dios por la disminución de la fe, de la unión, de la confianza, del amor. Nuestros recursos han sido dilapidados: nuestras luces, nuestro fervor se pierden y se apagan. Nos quedamos sin vida, como un cadáver infecto, en lugar de ser buen olor de Cristo (Cf. 2 Cor 2,15). Pero cuando regresamos, Dios no espera que le pidamos ser sus jornaleros, nos espera desde lejos y nos prepara un banquete”43)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote43sym%23sdfootnote43sym.
Sandalias
Nuestro peregrino se calza las sandalias de la total confianza en Dios que le lleva a estar muy atento a la voz del Espíritu hasta poner su vida en manos de Dios, incluso en los momentos más difíciles: „me dejo conducir por la divina Providencia, y reconozco sus deseos misericordiosos”44)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote44sym%23sdfootnote44sym. Desde esta confianza total en la voluntad de Dios su caminar transcurre por los senderos del abandono, imitando al Peregrino por excelencia: „practiquemos el abandono total, el dejar hacer, mirando a Aquél que ha marchado sobre este camino, que lo ha hecho practicable, que ha dejado tras de sí las huellas sangrantes de sus pisadas”45)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote45sym%23sdfootnote45sym. Las sandalias de las que dispone nuestro peregrino hacen que sus pies, aunque doloridos y cansados, no se desanimen en ningún momento: „caminemos día a día en la humildad y el abandono a la Providencia”46)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote46sym%23sdfootnote46sym. Nuestro peregrino sabe que la constancia y la firmeza en su caminar depende de su disposición a „dejarse hacer” por Quien es el fundamento de toda peregrinación: „Yo me entrego y me abandono completamente a ti, Señor, me uno a tu Ecce venio y al Ecce ancilla de tu Madre. No quiero tener nada que ver con otra voluntad que no sea la tuya, no quiero saber nada de otra regla que no sea tu deseo. Quiero buscar en todo momento tu santa voluntad y conformarme a ella”47)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote47sym%23sdfootnote47sym.
Bordón
Para un camino tan intenso y tan exigente el peregrino León Dehon necesita apoyarse en el bordón de la oración. En él se estriba para evitar tropiezos imprevistos, para reafirmar sus pisadas, para descansar su espalda castigada por el peso que acarrean sus hombros, para interpretar y dar sentido a los distintos avatares que jalonan su camino: „Buen Maestro, a tu antepasado, el rey David, le encantaba decir a Dios: «Señor, enséñame el camino que he de seguir, muéstramelo, indícame tu camino». Yo también te pido: muéstrame el mejor camino y dame la gracia de poder seguirlo”48)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote48sym%23sdfootnote48sym. Este bordón es la única fuente necesaria que conserva su espíritu de fe, que nutre su caridad y que hace fecundo su caminar49)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote49sym%23sdfootnote49sym. La oración mantiene a nuestro peregrino en una constante disponibilidad que le lleva a interpretar los acontecimientos que envuelven su caminar como voluntad de Dios: „Señor, quiero pedir la docilidad a tu voluntad. Quiero entregarme plenamente a ti, convertirme en un instrumento en tus manos. «Conduce en la justicia a los humildes, y a los pobres enseña su sendero» (Sal 24,9)”50)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote50sym%23sdfootnote50sym.
Montaña
En el camino de nuestro peregrino León Dehon la montaña simboliza las dificultades, los problemas, los conflictos. Como es lógico, en el itinerario de nuestro caminante, también están presentes los obstáculos, los escarpados y empinados riscos de la senda, los tramos de camino donde lo más fácil es ceder a la tentación del abandono, de echarse atrás: „tuve que endurecer mi corazón para resistir a todos los asaltos que tuve que soportar… Convinimos que me dejarían marchar, pero las escenas de lágrimas se sucedían con frecuencia”51)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote51sym%23sdfootnote51sym. Pero aún en las dificultades más exigentes, nuestro peregrino sabe que los caminos de Dios, los más fecundos no carecen de contratiempos; que una vez superados, una vez ascendida la montaña, ésta se convierte también en símbolo de fortaleza y seguridad que permite a nuestro caminante otear en la lejanía del horizonte. „Para el P. Dehon la montaña de las Bienaventuranzas estuvo cerca de la del Calvario; pero ¿a caso no había hecho el voto de víctima? Siguiendo un camino sembrado de espinas y abrojos, se encuentra con el Sagrado Corazón y se entrega por entero a Él”52)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote52sym%23sdfootnote52sym. Recorrer el camino supone para el caminante León Dehon ser fiel, una vez más, a la invitación recibida: „«Tú, sígueme» (Cf. Jn 21,22). Seguir a Jesús… Sigámosle. Él ha conocido todas las dificultades del camino, el sufrimiento, la tristeza, las cruces, el trabajo, la inmolación y la muerte. Sigámosle”53)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote53sym%23sdfootnote53sym.
Paz
Para mantener la viva tensión y elevada la ilusión en el camino, el peregrino León Dehon necesita el pan que alimente su cuerpo y fortalezca su espíritu. El pan, por tanto, calma su hambre, mantiene viva la ilusión en su camino y fortalece las energías gastadas en el trayecto realizado. Su alimento es la Palabra de Dios y la Eucaristía porque „la Eucaristía es el hogar, la base, el centro de toda vida, de toda obra, de todo apostolado. Toda la redención gira en torno al Calvario, toda su aplicación gira entorno al altar”54)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote54sym%23sdfootnote54sym; y además: „Toda obra que no hunde sus raíces en la soledad del tabernáculo, a pesar del éxito más brillante, se parece a la hiedra de Jonás, está muerta en vida y no producirá nada sobrenatural”55)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote55sym%23sdfootnote55sym. La Palabra es su libro de peregrinación por excelencia; la Eucaristía es el pan que lo sostiene en el camino, como lo fue para Elías en la subida al monte Horeb (Cf. 1 R 19, 4-8). Por eso, nuestro peregrino escuchando y meditando la Palabra de Dios y celebrando y adorando el misterio eucarístico, puede adoptar como señal de su peregrinar el Ecce Venio de Jesús y el Ecce Ancilla de María.
Agua
No es posible recorrer un camino tan duro, exigente y prolongado sin desfallecer si no se tiene „a mano” la fuente de agua de la que brota la vida; de ahí que, nuestro peregrino, clame con el apóstol San Juan: „«Señor, dame de esa agua» (Jn 4,15)”56)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote56sym%23sdfootnote56sym. Para calmar su sed, reponer fuerzas y buscar confirmación de la ruta a seguir, León Dehon acude a la fuente más limpia y más profunda, de la que brota el agua más pura y más fresca: el Sagrado Corazón: „esta agua es necesario beberla en sus verdaderas fuentes… Se la encuentra en la fuente siempre nueva: la Escritura; pero la Escritura abierta por esta nueva clave de la revelación del Sagrado Corazón. Esta luz nueva nos muestra más el amor de Dios por nosotros… este fuego nuevo, es el fuego del amor y de la inmolación”57)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote57sym%23sdfootnote57sym. Para nuestro peregrino la invitación a ir más allá, más al fondo, es una constante que le obliga a permanecer vigilante y exigente consigo mismo para no conformarse con lo alcanzado: „boga mar adentro. Ve con más fe e indiferencia, ve a alta mar, al océano de gracias, ve al Sagrado Corazón. Es en Él, en las profundidades de su amor… donde se encuentran las preciosas gracias de la santificación”58)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote58sym%23sdfootnote58sym.
Silencio
Nuestro peregrino sabe, por experiencia personal, que para que el camino sea fructífero e impregne todos los poros de la existencia del caminante necesita del ejercicio del silencio; no sólo del exterior sino también el interior. Por eso, el silencio es „el medio más fecundo para alcanzar la perfección”59)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote59sym%23sdfootnote59sym. El silencio capacita al caminante para la escucha, porque „para escuchar al Señor se necesita el silencio”60)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote60sym%23sdfootnote60sym. La escucha „rebaja” al peregrino de sus soberbias, le vacía de sus autosuficiencias y le predispone para que resuene en su interior la Palabra divina: „Nuestro Señor quiere hablar Él mismo a las almas en la oración: «Yo la conduciré al desierto y hablaré a su corazón» (Os 2,16). Es necesario poner a las almas en la disposición de oír y de escuchar”61)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote61sym%23sdfootnote61sym. Nuestro peregrino descubre en el silencio que una luz interior, que sólo la percibe el ojo del corazón, le ayuda a comprender el sentido de la ruta que le traza la voluntad de Dios. León Dehon experimenta que es en el silencio interior donde Dios se revela precisamente con la voz de «una brisa suave» (1 R 19, 12) que transforma su corazón y su existencia y, al mismo tiempo, orienta su camino.
Vieira-cruz dehoniana
Como todo peregrino que se precie, nuestro andariego protagonista también lleva colgado al cuello el símbolo que califica e identifica su propia peregrinación: la cruz dehoniana. Esta cruz es como un libro que es necesario leer sobre sus dos caras, en el exterior el sufrimiento, el dolor; en el interior, el amor, el ágape62)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote62sym%23sdfootnote62sym: „Jesucristo está realmente en los misterios de su pasión, el libro escrito para el exterior y para el interior, y ¿cuáles son las letras que nosotros vemos trazadas en este libro? Sólo las del Amor. Los latigazos, las espinas, los clavos están escritos en caracteres de sangre sobre su carne divina: pero no nos contentemos con leer y admirar esta divina escritura al exterior; penetremos hasta el corazón y veremos una maravilla mucho más grande: es el amor inagotable e inagotado que tiene en nada todo lo que sufre y que se da sin cansarse”63)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote63sym%23sdfootnote63sym. Al mismo tiempo, la peregrinación de nuestro protagonista no tiene como objetivo realizar el camino en solitario ni alcanzar el santuario deseado como meta de una superación y culminación de éxitos personales. Muy al contrario; la comunidad y los vínculos de fraternidad que va realizando en la misma peregrinación son los distintivos de nuestro peregrino. De ahí la importancia que para él tiene el sint unum.
El cuaderno de viaje
Para seguir la peregrinación realizada y conocer las huellas que ésta dejó en el interior del alma de nuestro peregrino, podemos zambullirnos en la inmensidad de las miles de páginas que conforman su cuaderno de viaje. Nuestro peregrino, con una fidelidad y una constancia dignas de admirar, ha sido capaz de trazar, recoger y reconocer en su cuaderno de viaje el camino realizado por el Espíritu en el interior de su ser. De la lectura de su cuaderno de viaje se extrae, como de un viejo alambique, el preciado licor destilado de la presencia activa del amor de Dios durante el prolongado sendero por él recorrido; por esto, anota: „escribo Notes sur l´histoire de ma vie, para ejercitarme en el reconocimiento a Dios y para arrepentirme de mis faltas”64)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote64sym%23sdfootnote64sym; no cabe duda de que estas palabras que acabamos de recordar, son toda una declaración de principios que ponen de manifiesto la validez de las páginas del cuaderno de viaje para seguir y acompañar a nuestro peregrino a lo largo de las peripecias de su apasionante recorrido por los caminos del Espíritu.
5. Desafíos y retos de la peregrinación
Como es fácil de suponer, en todo camino de peregrinación (y de vida) hay momentos, situaciones y circunstancias que pueden conducir al peregrino al desánimo, al cansancio, a la desorientación y a la pérdida de horizontes. León Dehon, nuestro peregrino protagonista, no fue ajeno a estos combates. En su peregrinación (como se ha intentado esbozar más arriba) se encontró con las difíciles rampas de la incomprensión, incluso de la de algunas personas de las que él más quería (su padre, algunos miembros de la jerarquía eclesial, algunos de sus primeros „hijos espirituales”); no le fueron ajenas tampoco las dudas y las indecisiones ante alguna encrucijada de senderos; le flaquearon las piernas, la salud física, las ilusiones puestas en algunas personas e instituciones, hasta tal punto que estuvo a punto, en algunos momentos, de quedarse al borde del sendero y no concluir su peregrinación.
A pesar de todas las dificultades que tuvo que superar en el transcurso de su peregrinación, nuestro peregrino protagonista, no desvió nunca la mirada de la meta a alcanzar ni encogió el entusiasmo de la ruta a seguir; tampoco abandonó nunca ni el ritmo de su caminar, ni su confianza en la voluntad y en la misericordia de Dios, a pesar de los cansancios, los reveses o las caídas: „«Me levantaré y volveré a mi Padre (Lc 15,17-18»). Mi Dios se digna recibirme en sus brazos como al hijo pródigo y me da su gracia, mi herencia que yo tantas veces he disipado. Renuncio a mí mismo y quiero vivir a partir de ahora para la sola gloria de mi Dios. Le consagro todo lo que tengo: cuerpo, alma, inteligencia, afecto, voluntad, bienes exteriores, relaciones… Por esto, quiero vivir en Jesús, en su presencia, en su amor, por Él, por su inspiración, por su gracia, para Él, para su gloria y su reino”65)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote65sym%23sdfootnote65sym. León Dehon se mantuvo firme en su decisión y en su camino porque a lo largo de su peregrinación se sintió acompañado y conducido por el Espíritu.
Nosotros, peregrinos dehonianos del siglo XXI, tenemos delante retos que superar en el camino y desafíos que afrontar en nuestra peregrinación. En ocasiones sentimos la flaqueza en nuestras energías, la debilidad en nuestras piernas, el cansancio en nuestras ilusiones, el extravío en nuestra ruta, la pérdida en nuestras ilusiones, la sensación de caminar a contracorriente, la incomprensión de los que nos rodean porque no entienden ni nuestra ruta ni nuestros desvelos; como consecuencia de ello, tenemos la tentación de alejarnos del camino, quedarnos al borde del sendero y abandonar la peregrinación; por esto, León Dehon, nuestro experto peregrino, llegadas estas situaciones nos dice poniendo en boca del Sagrado Corazón estas palabras: „¿habéis perdido la paz, la luz, el verdadero camino?”… Venid con confianza, con paciencia, con perseverancia„66)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote66sym%23sdfootnote66sym. Además, como curtido peregrino, sabe que el camino sólo es posible recorrerlo si se cuenta con la presencia y cercanía del Peregrino por excelencia: ”Vosotros no podéis hacer nada por vosotros mismos, igual que el sarmiento no puede dar fruto si no recibe la savia del tronco. Si permanecéis unidos a mí, si habitáis en mí y yo en vosotros, la savia de mi Corazón descenderá en el vuestro, y seréis amados por mi espíritu y viviréis fácilmente de la vida del amor… yo os guiaré. Viviré en vosotros y vosotros en mí. Dejadme conducir vuestro corazón„67)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote67sym%23sdfootnote67sym.
Muy cercana ya la fecha del reconocimiento oficial de nuestro peregrino protagonista como ejemplo y modelo de vida y de ruta; se exige de nosotros un nuevo ardor por seguir sus huellas68)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote68sym%23sdfootnote68sym y una toma de conciencia para hacer del camino de Cristo nuestro propio camino69)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote69sym%23sdfootnote69sym, «pues para esto habéis (hemos) sido llamados ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros (nosotros) dejándoos (dejándonos) un ejemplo para que sigáis (sigamos) sus huellas» (1Pe 4,7). Al mismo tiempo tenemos que recuperar el estatuto peregrino de Abrahán, de Moisés, de Elías… para experimentar la presencia del Dios vivo en nuestro camino. Y esto sólo se consigue en la inseguridad creyente del peregrino; en el compromiso existencial de la fe; en la vivencia del misterio desafiante del Señor Peregrino, del único peregrino capaz de caminar hacia el corazón paternal de Dios. Por esto, debemos empuñar de nuevo el bordón de peregrinos, abandonar el sedentarismo de la instalación y reencontrarnos con aquel Peregrino, del que decía el evangelio de Juan que fatigado por la marcha, se sentó junto al pozo de Siquén a descansar y pidió agua a la samaritana. A ejemplo del caminante León Dehon, debemos contemplar el rostro de aquel Peregrino70)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote70sym%23sdfootnote70sym que nos enseñó a peregrinar por este mundo hacia el único santuario auténticamente digno del hombre. Un Peregrino de ojos límpidos y mirada profunda, de piel curtida por el sol, de cabellos revueltos por el viento, de pies cansados y gesto suplicante. Aquel Peregrino que enseñó a los hombres a ser hijos de Dios. Aquel Peregrino que junto a Cleofás y su amigo, nos invita también hoy a nosotros a recorrer este mismo sendero de Emaús, con una fe esperanzada que debe ir creciendo a medida que nuestros ojos se abran y que nuestro corazón comience a arder. Aquel Peregrino que nos enseña que para acercarnos a la meta de nuestro camino tenemos que salir de nosotros mismos y abandonar los „egiptos” que esclavizan nuestra vida, despistan nuestra mirada e impiden la zancada libre que nos acerca a la „tierra prometida”. Aquel Peregrino que nos recuerda, a nosotros dehonianos, en particular, que nos toca convertirnos en buenos samaritanos por el camino de Jerusalén a Jericó, dispuestos a socorrer al hermano y acompañarlo a la posada de la caridad fraterna y de la convivencia solidaria. Aquel Peregrino, en fin, que nos enseña que el silencio es la cuna de su Palabra71)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote71sym%23sdfootnote71sym; que nos evoca que sólo comiendo su Pan podremos caminar y vivir y sólo caminando y viviendo así, podremos repartir su Pan.
Dios quiera que con nuestro peregrino León Dehon, tengamos la suficiente humildad como para reconocer que todos los senderos recorridos, todas las cumbres escaladas, todas las dificultades superadas, tienen al Peregrino de Nazaret como fuente, fundamento y fin. Dios quiera también que como él podamos exclamar: „¡Qué larga carrera realizada… Qué cantidad de desfallecimientos en el camino! Pero lo que está hecho, está hecho. Lo único que puedo hacer es pedir perdón a Nuestro Señor por las miserias pasadas y darle gracias por la infinidad de gracias recibidas”72)http://www.scj.org/scj_homp/we-scj/beatification_dehon/38-peregrino_dehon-peres.html#sdfootnote72sym%23sdfootnote72sym.